Desinformación o mala fe. A veces las dos. En temporada
electoral se vale de todo. Hasta torpedear las buenas noticias.
Con motivo de la revelación de las cifras de empleo y desempleo
de la semana pasada, una buena cantidad de “analistas”,
junto con algunos medios de comunicación, sirvieron de
bocina a la estridente reacción de diversos actores políticos
que no conciben cómo es que se puedan crear muchos nuevos
empleos al mismo tiempo en que se eleva la tasa de desocupación.
Las críticas, simplistas y reiterativas, pretenden mostrar
la supuesta contradicción entre el registro de nuevos empleos
en el año con la tasa de desocupación reportada.
Más aún, intentan confrontar al Instituto Nacional
de Estadística y Geografía (INEGI) con la Secretaría
del Trabajo y Previsión Social (STPS).
La verdad es otra: 1. El empleo formal se mide según el
número de nuevos cotizantes en el Instituto Mexicano del
Seguro Social (IMSS). Digo netos porque hay que descontar las
bajas en el periodo. Si hay más creación que pérdida
de empleos, entonces se tiene, como se reportó, un número
neto de más de 400 mil nuevas fuentes de trabajo del 1
de enero al 15 de mayo, con nombre y apellido, pues se trata de
un registro.
Por su parte, la tasa de desocupación se desprende de una
encuesta, levantada por el INEGI, la Encuesta Nacional de Ocupación
y Empleo (ENOE), a la población abierta (incluye la economía
informal). Así, en abril, por cada 100 personas activas
encuestadas, 5.42 estaban buscando empleo sin haberlo encontrado.
2. La edad mínima para trabajar en México es de
14 años. De los 108 millones de habitantes en el país,
cerca de 80 tienen 14 años o más. Sin embargo, sólo
poco más de 46 millones están activos, es decir,
trabajando o buscando trabajo. El resto se dedica a los estudios,
al hogar o es jubilado.
3. Lo que es cierto es que hay épocas del año en
las que, de manera simultánea, aumenta el empleo y, también,
la tasa de desocupación. Es ésta la discusión
principal. ¿Cómo es posible? Por un hecho que los
expertos han definido como Tasa Neta de Participación (TNP).
Es decir, qué porcentaje de los mayores de 14 años
están activos, trabajando o buscando empleo. Ciertas épocas
del año (verano por ejemplo) los estudiantes dejan las
aulas para buscar un trabajo temporal. En esa época, evidentemente,
aumenta la TNP.
Pero también observamos una mayor demanda de puestos de
trabajo cuando se percibe una recuperación en la actividad
económica.
La gente se anima y sale a buscar una nueva oportunidad que antes
ya ni siquiera intentaba. Es lógico. De ahí que
la TNP en la actualidad sea superior al 59%.
4. Con base en la explicación anterior, es evidente que
el incremento de la tasa de desocupación no significa que
haya habido una pérdida de empleos en esa proporción.
Eso ocurrió a finales del 2008 y en los primeros cinco
meses del 2009. Se perdieron más fuentes de trabajo de
las que se crearon. Fue durante la peor etapa de la crisis. Ahí,
por cierto, nadie ocultó cifras. Las expusimos crudas y
duras. Pero hoy tenemos un récord para periodos similares
en cuanto a creación de nuevos puestos de trabajo. Y, precisamente
por la recuperación de la economía, que reportó
un crecimiento anualizado en el primer trimestre de 4.3%, más
gente salió a las calles a buscar empleo. Muchos lo encontraron,
otros no.
5. De otra parte, el levantamiento, diseño de cuestionario
y revisión de resultados de la ENOE, así como su
financiamiento, se realiza conjuntamente entre el INEGI y la STPS.
Hay coordinación permanente. Por lo tanto, la ENOE y los
registros de empleo formal del IMSS ofrecen información
complementaria, no contradictoria.
6. Finalmente, bajo la misma metodología de medición
a nivel internacional, México es hoy uno de los tres países
con menor tasa de desocupación de entre los miembros de
la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico.
Hemos salido rápido de una crisis y estamos de vuelta en
la recuperación económica. Con todo, podemos y debemos
aspirar a más para así satisfacer plenamente la
demanda de jóvenes que, cada año, buscan su primera
oportunidad en el mercado de trabajo.
Ahí están pendientes en el Congreso las reformas
estructurales para hacer de la mexicana una economía más
competitiva. Es el caso de la reforma laboral. Con ella se facilitaría
el acceso al empleo mediante nuevas modalidades de contratación,
adicionales a las existentes, siempre con salario, prestaciones
y seguridad social. Estamos a tiempo.
Secretario del Trabajo