Versión Estenográfica

Versión estenográfica del discurso del Secretario del Trabajo y Previsión Social, Javier Lozano Alarcón, en representación del Presidente Felipe Calderón, durante la Reunión Anual de la Concamin

Boca del Río, Veracruz, a 30 de Enero

Agradezco en primer término a Fidel Herrera Beltrán, Gobernador del Estado, amigo mío, por su hospitalidad y la calidad con la que siempre recibe a sus invitados.

Saludo con mucho respeto y afecto también al diputado Tereso Medina, Presidente de la Comisión del Trabajo y Previsión Social de la Cámara de Diputados; desde luego, a Gonzalo Humper Burgue y además lo felicito por la celebración anual de Industriales, ha sido todo un éxito, Salomón, muchísimas gracias.

También me da mucho gusto ver a Gerardo Gutiérrez, Presidente Nacional de COPARMEX, aquí con nosotros; desde luego al Secretario de Desarrollo Económico del Estado de Veracruz; al Ingeniero José Manuel Urreta, que ya lo felicitaron, pero yo me sumo a la felicitación, realmente ha sido una muy buena Reunión Anual de Industriales. Felicidades, José Manuel.

También saludo con el respeto debido a las señoras y señores diputados federales que nos acompañan esta tarde, a los industriales del país, a sus familias, a sus esposas, también aquí presentes, a los medios de comunicación y a todos ustedes.

Miren, en primer término traigo un saludo muy respetuoso del Presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa, que él hubiera querido estar aquí con nosotros, está en el Foro Económico Mundial de Davos en estos momentos. Les manda una muy cálida felicitación por la celebración de esta Reunión Anual.

Y quizá valga la pena recordar cómo estábamos hace un año, cuando nos juntamos en ocasión del Acuerdo Nacional para la Economía Familiar y el Empleo y cuáles eran las circunstancias, cuáles eran las proyecciones, qué se veía para el futuro y qué fue aquello que comprometimos y qué fue aquello que nos pedimos unos a otros, en estos tiempos que realmente auguraban un futuro muy difícil para el país, como de hecho lo tuvimos, pero no tan grave como algunos pronosticaron.

Recuerdo muy bien haber comentado con ustedes la importancia de guardar tres valores fundamentales en esos momentos difíciles:

Primero, preservar al máximo los empleos existentes. Segundo, preservar el poder adquisitivo del dinero, del salario de los trabajadores; y tercero, mantener la paz laboral en nuestro país.

Hoy, a un año de distancia, la verdad es que no tengo más que palabras de reconocimiento y de gratitud a nombre del Gobierno Federal para los industriales de este país por haber cumplido con su palabra, por haber jalado parejo, por haber preservado al máximo los empleos que pudieron cuidar, por haber mantenido el poder adquisitivo del dinero, porque los aumentos salariales otorgados estuvieron por encima de la inflación y eso entonces le mantiene el valor al dinero y también porque mantuvimos la paz laboral en el 2009.

Es un reconocimiento muy sincero que lo hago a ustedes, señores industriales de la República Mexicana, pero desde luego que esto no es un esfuerzo sólo de ustedes. También, y de manera muy destacada, quiero felicitar al movimiento obrero organizado de México, particularmente a quienes integran el Congreso del Trabajo, la Confederación de Trabajadores de México y todas las organizaciones que le acompañan, porque gracias a su trabajo, a su disposición y a su muy alto sentido de responsabilidad, pudimos mantener esa paz laboral. Felicidades al movimiento obrero organizado del país.

Y también de parte del Gobierno Federal se hicieron cosas. Yo quiero nada más comentar con ustedes que de aquellos 25 puntos del Acuerdo Nacional para la Economía Familiar y el Empleo, cinco de ellos estaban directamente con el tema del trabajo, ya sea para la capacitación en el trabajo, para la vinculación entre oferta y demanda, para un programa o varios programas de Empleo Temporal y desde luego el Programa de Paros Técnicos.

Bueno, en números redondos les quiero compartir que gracias a estos programas lo que logramos fue ayudarle a casi dos millones de mexicanos, ya sea preservando su empleo o ayudarlos con una actividad productiva propia, con ingreso remunerador, que de otra manera hubieran estado en las filas de la desocupación y hubieran, seguramente, incrementado la tasa de desocupación en el país.

Fueron casi dos millones de familias que tuvieron estos apoyos con un presupuesto de más de cinco mil millones de pesos y eso ¿en qué se tradujo? Bueno, se tradujo en que México cerró el año con una tasa de desocupación de 4.8. Me van a decir ustedes y ¿eso es bueno o es malo? ¿Qué tanto es que significa?

Bueno, 4.8 de la población económicamente activa significa que de los que están empleados o buscando trabajo sólo 4.8 por ciento no lo había encontrado y son cuentas del INEGI, que además cuando se compara con lo que ocurre en la región de Latinoamérica, es 8.4.

O cuando menos en los países de la Organización para la Cooperación del Desarrollo Económico es 8.8 o tan sólo nuestro vecino del norte, Estados Unidos, 10 por ciento. Y por cierto, es una metodología única del Convenio 160 de la Organización Internacional del Trabajo la que nos dice cómo hacer estas cuentas nacionales.

Y voy todavía más allá. Fíjense que gracias también a esta rápida reacción que tuvimos como país, entre sectores productivos y gobiernos, como también ya lo dijo aquí el Gobernador Fidel Herrera, gracias a eso en los últimos seis meses se generaron 118 mil nuevos empleos en México, es decir, tuvimos un mucho mejor segundo semestre que el primero y cuando además vemos lo que ocurrió en las crisis del 95, una crisis que por cierto ni siquiera vino de fuera, como sí vino la del 2009, esa sí la provocamos aquí, nos sobre endeudamos, arriesgamos de más.

Fíjense nada más lo que ocurrió: en aquél tiempo se perdieron en un solo año más de 819 mil empleos, es el equivalente al 8.2 por ciento del total de los empleos formales de México.

En ésta, de 2009, la caída del empleo fue del 1.3 por ciento, no quiere decir que estemos satisfechos, pero sí quiero decir que la verdad es que actuamos de una manera responsable entre todos, rápida, ordenada, organizada y, bueno, pues las consecuencias no fueron tan funestas como algunos las habían proyectado.

Recuerden también aquellos años de ‘95, a cómo se fue el tipo de cambio, tuvimos una devaluación mayor del 100 por ciento. En esta ocasión, la depreciación de la moneda del 30, tuvimos una inflación del 43.8 por ciento; el año pasado, es la segunda inflación más baja que tenemos en la historia, 3.57 por ciento; no tuvimos en el ‘95 una crisis sanitaria como la influenza, pero sí tuvimos un rescate bancario.

Es decir, con todo esto, la verdad de las cosas es que de nueva cuenta va mi reconocimiento a ustedes, porque no hubiéramos podido sacar adelante un momento tan difícil para México, porque se nos juntó todo, la crisis económica, la crisis sanitaria, la crisis de la sequía, la crisis de seguridad pública y esto lo sacamos juntos.

Y nuevamente, como estoy aquí en un foro de industriales, va mi reconocimiento y mi agradecimiento al sector industrial de México.

Ahora, bien ha dicho el señor Presidente de la República, que el 2010 será el año de la recuperación económica y ya tenemos los primeros signos en ese sentido, otra vez de manera incipiente, paulatina, pero finalmente signos de recuperación económica que mucho nos deben alentar.

Miren, por ejemplo, se acuerdan ustedes que para julio la encuesta de expertos del Banco de México pronosticaba una caída de 680 mil puestos de trabajo, bueno, pues falló, fueron 181 mil puestos de trabajo.

Se acuerdan ustedes que hubo quien de una manera catastrofista nos auguraba, también hace apenas a un año, que habría desempleo nunca antes visto, que quebrarían muchas empresas chicas, medianas y grandes, que iban a estar los inmuebles y los locales vacíos, tampoco ocurrió afortunadamente.

Y la verdad es que al cierre del año y al inicio de este año, ¿qué es lo que vemos? Vemos unos signos que son alentadores. Miren, dos semestres consecutivos va creciendo la economía en lugar de decreciendo.

Tenemos récord histórico en el índice de precios y cotizaciones de la Bolsa Mexicana de Valores; tenemos el consumo de electricidad ya a niveles iguales para el segundo semestre de lo que ocurrió antes de la crisis en el 2008 y tenemos también la recuperación del sector turismo a niveles, en la mayoría de los destinos turísticos, como los teníamos antes de la crisis.

Nuevamente no significa que esto sea suficiente, pero sí parece que vamos en el camino correcto.

¿Qué nos dice Hacienda? ¿Qué nos dice Banco de México? Que el crecimiento de la economía oscilará entre tres por ciento el más conservador, hasta 4.2 por ciento; que vamos a crear entre 350 mil y 450 mil empleos.

Bueno, pues eso parece que son también buenas proyecciones. ET Carney acaba de darle a México el octavo lugar como mejor país para invertir, pasando del 19 al octavo y con todo, la verdad, a pesar de estas señales alentadoras, lo que les quiero decir es soy consciente que nos falta muchísimo por hacer, como aquí se ha dicho.

No nos debemos conformar con un crecimiento mediocre, inercial, meramente del tres por ciento, no nos podemos conformar con crear la mitad de los empleos que necesitan nuestros jóvenes, nuestras mujeres y los adultos mayores de 40 años. Eso es mediocridad y no estamos de acuerdo con ella y eso es meramente crecer con inercia.

Podemos y debemos ir mucho más allá. ¿Por qué? Porque esa pérdida de competitividad que estamos acusando, ¿en qué se traduce la pérdida de competitividad? Se traduce en que cada vez menos inversionistas quieren estar en México y cada vez más quieren otros países, esa es la falta de competitividad.

Y esto sí nos compromete a todos, porque si queremos empleos en la economía formal y bien remunerados y con seguridad social, necesitamos ser competitivos, necesitamos ser atractivos a la inversión privada, necesitamos darle seguridad jurídica, sin complejos y sin tabúes, a la inversión privada nacional y extranjera.

La propiedad privada, la propiedad intelectual, el cumplimiento de los contratos, la seguridad pública, el combate a la piratería, al contrabando, todas esas son obligaciones del Estado Mexicano y claramente las tenemos que asumir.

Miren nada más lo que tenemos: mientras el Foro Económico Mundial de Davos, precisamente, ubica a México en el lugar número 60 de 133 países, lo que vemos es que hay algunos indicadores para llevarlos en el lugar número 60, buenos indicadores.

Cito dos: estabilidad macroeconómica, lugar número 28; tamaño de mercado, lugar número 11, hasta ahí las buenas noticias. Ahí vienen las malas.

El mercado que me importa, el mercado laboral: lugar de México en eficiencia del mercado laboral número 115 y cómo se compone, o cómo se descompone, este lugar número 115, ahí les va: participación femenina en la fuerza laboral, lugar número 114; prácticas de contratación y despido, lugar número 106; rigidez del mercado laboral, número 102; relación productividad-salario, lugar número 99; flexibilidad en la determinación del salario, número 88; confianza en la gestión profesional 87 y costo de despido, lugar número 81, todos por encima del lugar número 60 que tenemos como país.

Conclusión: el mercado laboral hoy está siendo un lastre para la competitividad y lo tenemos que asumir con todas sus letras, porque si no reconocemos el diagnóstico nunca vamos a poder corregir las cosas.

De ahí la propuesta en su decálogo del Presidente Calderón cuando el uno de septiembre y el 29 de noviembre después convoca a todas las fuerzas políticas del país, a los órdenes de gobierno a los poderes de la unión, a los órganos autónomos de estado, a la sociedad en su conjunto, a los sectores productivos, a ese decálogo, para activar y reactivar nuestra economía e ir por las reformas pendientes.

Y es que hay temas, señores industriales, que no son privativos de un partido político, ni del gobierno en turno y la Reforma Laboral es, justamente, uno de ellos, necesitamos reformas estructurales más allá de las coyunturas electorales.

Necesitamos las reformas que México reclama porque no son el premio ni la medalla ni el castigo para partido político alguno ni para gobernante alguno.

Si somos políticos maduros y pensamos en el desarrollo humano sustentable, realmente tenemos que ir por esas reformas que nos está pidiendo México y la Reforma Laboral, como decía, es una de ellas.

Yo tengo, más que hacer un llamado, la verdad es que yo expreso mi confianza y lo hago aquí adelante del muy distinguido diputado Tereso Medina, tengo la confianza plena de que los partidos políticos, que los congresistas de todos esos partidos estarán a la altura de las circunstancias y de las necesidades del país y que vamos a sacar esta reforma que tanto requerimos.

Como siempre, les quiero decir muchas gracias y no les estamos transfiriendo o enajenando la responsabilidad a los congresistas, estoy diciendo que estamos absolutamente dispuestos, listos, preparados, para que con todo entusiasmo, sentido de responsabilidad y profesionalismo, trabajemos de la mano con el Congreso para sacar adelante la reforma que México necesita en materia laboral.

Hace un momento decía Salomón, con toda razón, que el país está sobrediagnosticado, ya todos sabemos cómo estamos y particularmente en esta materia, llevamos 11 años discutiéndolo por lo menos, 319 iniciativas, 319 iniciativas, repito, que se han acumulado en los últimos 11 años en el Congreso de la Unión y no hemos dictaminado una sola de ellas.

¿Qué es lo que necesitamos? ¿Qué impulso necesitamos? ¿Cuántas veces lo tenemos que pedir? ¿Cuántas veces lo tenemos que negociar? ¿Cuántos lugares más queremos estar en el índice de competitividad? ¿Cuántos empleos más queremos dejar de ganar? ¿Cuánto ingreso y salario queremos seguir perdiendo? ¿Cuánta precariedad en el trabajo? ¿Cuánta economía informal más queremos? Para darnos cuenta de que ya vamos tarde.

Que esa ley de 1970 tuvo su razón de ser, por supuesto que tuvo su razón de ser, con una gran nobleza y bien orientada hacia la tutela social del trabajo, pero precisamente hoy, a 40 años de distancia, hace falta modernizar ese marco jurídico para ponernos a la altura de lo que otros países están avanzando en el terreno de la competitividad.

Hace un momento se decía: este es un año muy importante, no sólo el de la recuperación económica, es el año del Bicentenario de nuestra Independencia Nacional; es el año del Centenario de nuestra Revolución Mexicana; es un año de reflexión, sí, de júbilo, sí, de mucho trabajo también.

Y, justamente, uno de los productos de la Revolución es el artículo 123 constitucional, este artículo que contiene el principal catálogo, toda esa colección de principios y derechos fundamentales, tanto individuales como colectivos de los trabajadores en México.

Una vez más y en presencia del diputado Tereso Medina, que no solamente es legislador, presidente de la Comisión del Trabajo, sino también un distinguidísimo líder sindical, quiero reiterar que este gobierno no promueve ni plantea ni respaldará modificación alguna al artículo 123 constitucional.

En otras palabras, el artículo 123 llegó para quedarse y vamos a honrar la palabra de que esos derechos fundamentales de los trabajadores, señaladamente los derechos colectivos, el derecho de huelga, la contratación colectiva y la autonomía y libertad sindical deben ser cabalmente respetados.

De lo que se trata es de adecuar la ley secundaria, la Ley Federal del Trabajo, reglamentar el apartado a) del 123 precisamente, ¿para qué? Para que podamos entonces facilitar el acceso a los jóvenes a un empleo, para que podamos incrementar la productividad y los ingresos de los trabajadores sin sacrificar derechos de los trabajadores; para erradicar el trabajo infantil, que a muchos se nos viene a la boca juzgando y castigando y denunciando ese tipo de prácticas, pero que todos los días las practicamos a ciencia y paciencia de las autoridades.

Para que también podamos tener mejores condiciones de seguridad y salud en el trabajo, para tener igualdad de derechos entre hombres y mujeres y que no solamente quede como un precepto constitucional, un buen postulado y un buen propósito.

Para lograr la inclusión de grupos vulnerables, de personas con discapacidad, eliminar toda esa discriminación y también volverle a abrir las puertas del trabajo a las personas mayores de 40 años, que pareciera que ya no tienen entonces aptitudes para seguir adelante.

Basta con una capacitación inicial, bien focalizada, bien adecuada, para que los volvamos a insertar de plano y de lleno en el mercado de trabajo, para que podamos mejorar la impartición y procuración de nuestra justicia laboral, es un verdadero lastre lo que estamos viviendo en esa materia y no estamos haciendo nada realmente por agilizarlo.

Así, para apoyar la transparencia y democracia sindical, pero cuidado con tentaciones autoritarias. Una cosa es la transparencia y la democracia sindical y otra cosa es meternos en su autonomía.

Insisto y repito, el Gobierno será respetuoso de la autonomía sindical y lo único que reclama es el cumplimiento de todos, por igual, el cumplimiento estricto de la ley, porque una cosa es la autonomía y otra cosa es vivir en un régimen de excepción.

Hace ocho años, bueno, ¿y qué es lo que nos va a dar esta reforma en materia de competitividad para cerrar el tema? ¿Qué es lo que nos va a dar? Todo.

Lo que hemos hecho es un estudio entre la Secretaría de Hacienda, la de Economía, la del Trabajo, Banco de México, Instituto Mexicano para la Competitividad, la Organización Internacional del Trabajo y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, donde lo que nos dicen y la conclusión es que con esta reforma, como la estamos planteando como gobierno y que estamos completamente listos para discutir con el Congreso de la Unión, mejoraría a México entre 20 y 25 lugares en cuanto a la eficiencia del mercado laboral.

Aquel lugar número 115, podemos bajar entre 20 y 25 lugares y con ello darle tres lugares a México de ganancia, el índice general de competitividad como país.

Concluyo: hace ocho años en este mismo Foro, en la Reunión Anual de Industriales, el tema fue las Reformas Estructurales que necesita México. Hoy estamos aquí, quizá otras personas, la misma agenda, las mismas necesidades y, si me acuerdan ustedes un poco, hasta los mismos discursos.

Es tiempo, realmente, que avancemos en estas reformas que, como decía mi colega, el Secretario de Gobernación, son importantes para consolidar la vida democrática e institucional de México.

No es cosa menor, vean la tragedia en Haití. No solamente el hecho en sí mismo, un movimiento telúrico, no; vean la secuela y las consecuencias de no tener una vida institucional ordenada, de no tener una cultura de Protección Civil, de no tener respeto entre poderes e instituciones, de no tener liderazgos; vean lo que puede pasar.

Por eso es tan importante consolidar la vida institucional en México, en régimen democrático y darle un impulso al crecimiento económico, como aquí se decía en una de las conclusiones, la mejor manera de acabar con la pobreza es creando oportunidades de empleo para todos; no son programas asistenciales, no son transferencias inagotables es, precisamente, con ese tipo de políticas que puedan crear empleo.

Y quiero reiterar que me siento muy orgulloso de pertenecer al equipo del Presidente Calderón, porque ya quiero imaginar con otro régimen, con otro gobierno, con otros actores, cómo hubiéramos enfrentado una crisis como la del 2009.

El Presidente Calderón ha sabido mantener el rumbo de su gobierno, temple para la toma de decisiones, firmeza, visión de largo plazo, sensibilidad para escuchar a otros.

Y sí, desafortunadamente, de pronto ha tenido que tomar medidas my difíciles, tan difíciles como la extinción de Luz y Fuerza del Centro, que se había discutido durante 30 años y que nadie le había entrado al asunto, pero que él tomó esa decisión; él toma una decisión en congruencia, porque no se vale por lado un estarle pidiendo más esfuerzos a los contribuyentes, a los industriales, a los pagadores de impuestos y, por otro lado, estar pagando y transfiriendo dineros, cuantiosas sumas, tan cuantiosas como 42 mil millones de pesos al año para un servicio ineficiente y un costo excesivo e injusto para los contribuyentes.

Pero también porque haya presentado iniciativas, insisto, muy difíciles y que el costo político se lo atribuyen todo; él paga la cuenta de lo que otros gozan. El Presidente de la República es el que ha asumido los costos políticos de muchas de las decisiones que son compartidas, pero esa es la misión histórica de un Presidente responsable y, precisamente, en este 2009 así se demostró.

El futuro se construye entre todos, señores.

Miren, el Presidente, a diferencia del pasado, no tiene ni recursos fiscales ilimitados, no tiene tampoco recursos y facultades constitucionales excesivas, no tiene tampoco el capital político porque no tiene la mayoría en ninguna de las cámaras legislativas de nuestro partido.

¿Qué es lo que nos está diciendo? El futuro nos llama a trabajar a todos si queremos sacar a este país adelante.

El Presidente va a poner y va a seguir poniendo lo mejor de sí mismo, todos los recursos, todas sus facultades, todas sus atribuciones y todo su entusiasmo y su empeño, lo mejor que él tiene y lo mejor que tenemos quienes lo acompañamos.

Pero necesitamos de los tres órdenes de gobierno, necesitamos de los poderes de la Unión, necesitamos de los órganos autónomos de Estado, necesitamos de las universidades, necesitamos de los padres de familia, de los medios de comunicación, de las organizaciones civiles y sociales; nos necesitamos todos para construir el México que estamos anhelando.

Y en esa construcción de futuro –insisto- pueden ustedes contar con el apoyo, con el respaldo, con la consideración y el respeto del Presidente Calderón, con cuya muy honrosa representación acudo a esta Reunión Anual de Industriales y que, si ahora me permiten, procedo formalmente a clausurar.

Siendo las cinco de la tarde con cuarenta y dos minutos, aproximadamente, de este día treinta de enero del dos mil diez, me es muy grato declarar oficialmente clausurados los trabajos de esta Reunión Anual de Industriales de la Confederación de Cámaras Industriales de los Estados Unidos Mexicanos.

Felicitándolos no solamente por los logros obtenidos, sino también invitándolos a trabajar muy duro, muy duro, sí para sus empresas, sí para sus hijos, pero también para sus trabajadores y, desde luego, para nuestro querido México.

Por su atención, muchísimas gracias. En hora buena.



Última modificación: Martes, 2 Febrero, 2010 5:46 PM por WebMaster .