
Señor Senador Rogelio Rueda Sánchez Presidente de
esta tercera Comisión de la Comisión Permanente
del Honorable Congreso de la Unión.
Señores secretarios de esta comisión, David Penchyna,
Mario Alberto Becerra.
Señores integrantes de esta tercera Comisión, buenas
tardes a todos.
Acudo ante esta soberanía en virtud de la invitación
que se me formuló para poder hablar de la situación
del empleo en México. Quisiera destacar, en primer término
que la información que maneja la Secretaría del
Trabajo y Previsión Social, deriva de dos fuentes fundamentalmente:
de registros del Instituto Mexicano del Seguro Social, cotizantes
y de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Instituto
Nacional de Estadística y Geografía en México.
Esto nos da empleo, por un lado, y tasa de desocupación,
por otro lado, así que la Secretaría del Trabajo
no es la que genera la información, sí la difunde,
sí la analiza, sí le da seguimiento y nos sirve,
desde luego, para propósitos que son claves en la toma
de decisiones en materia de política pública.
Anticipo algo que seguramente saldrá poco más adelante,
en cuanto a la aparente contradicción que se llega a dar
entre la información que difunde el Instituto Mexicano
del Seguro Social y la Tasa de Desocupación del INEGI.
De pronto en un mismo periodo nos encontramos con que aumenta
el empleo, y así lo reportamos en un registro con nombre
y apellido, pero también el INEGI reporta que aumentó
en ese mismo periodo la tasa de desocupación.
Entonces parece que hay una contradicción o que alguien
miente, cuando en realidad son informaciones complementarias y
que se explica con lo que llamamos la Tasa Neta de Participación.
A qué me refiero, por ejemplo, no todas las personas en
nuestro país que tienen más de 14 años, es
decir que están jurídicamente habilitadas para trabajar,
no todas ellas están trabajando o buscando activamente
un empleo.
Pero hay momentos en el año que por distintas razones
que más personas que las que no estaban tratando de buscar
aquí un empleo salen al mercado. Algunas de ellas encuentran
empleo y algunas no, esa mayor demanda en el mercado de más
puestos de trabajo es la que explica que de pronto se consigan
muchos de ellos y otros no.
Entonces puede aumentar el empleo y puede aumentar también
la tasa de desocupación, y si ustedes se fijan eso también
ocurre en algunas entidades federativas de nuestro país.
De pronto, las que son más generadoras de empleo, también
son las que tienen una tasa de desocupación más
alta. Por qué, porque la gente sabe que ahí se está
ofreciendo trabajo y entonces migran de los estados donde no se
está generando empleo.
Entonces pueden ser las mayores generadoras de empleo, sobre
todo los estados del norte, antes y después de la crisis,
y tener una tasa de desocupación alta porque la gente está
yendo a tocar la puerta ahí, pero de eso hablaremos un
poco más adelante.
También quiero precisar para efectos de esta comparecencia
que en términos de la Ley Orgánica de la Administración
Pública Federal y de la Ley Federal del Trabajo, y de la
misma Constitución General de la República, a la
Secretaría del Trabajo y Previsión Social, no obstante
su nombre, no le corresponde la exclusiva de manera directa la
generación de empleos, los empleos los genera la economía
en su conjunto.
A nosotros como Secretaría fundamentalmente nos corresponde
el vigilar la observancia y la aplicación de las disposiciones
legales aplicables en materia de trabajo; procurar el equilibrio
entre los factores de la producción, es decir entre el
capital y el trabajo; promover el incremento de la productividad
en las relaciones laborales; promover la capacitación y
el adiestramiento en las relaciones laborales.
Y, desde luego, estudiar y proponer proyectos para impulsar el
empleo en México, claro, en adición a lo anterior
sí maneja la Secretaría del Trabajo y Previsión
Social, un instrumento que consideramos muy poderoso, que tiene
más de 30 años de existencia que es el Servicio
Nacional de Empleo, y esto lo hacemos en conjunto con los Gobiernos
Locales.
Este Servicio Nacional de Empleo lo que busca es encontrarle
una salida, una ayuda a las personas desocupadas o subocupadas,
ya sea vinculándolas con el mercado laboral, con la oferta
que hay en el mercado, ayudándolas a tener un negocio propio,
un autoempleo, ayudándoles a tener cursos de capacitación
para la reconversión laboral de aptitudes y competencias
de trabajo.
Y pues esto no es cosa menor. En el Servicio nacional de Empleo,
calculamos que aporta cerca del 12 por ciento en promedio cada
año, del total de los nuevos empleos que generan y que
se reportan formalmente ante el Instituto Mexicano del Seguro
Social.
Pero como ustedes pueden ver esta es una tarea marginal, complementaria
pero no fundamental dentro de la economía. Dicho lo anterior,
déjenme un poco exponer lo que ha pasado los últimos
meses. Todos hemos sido testigos de la crisis que vivimos a finales
de 2008, todo el 2009, o buen parte de 2009, ha sido la peor de
las crisis económicas en la historia reciente de nuestro
país, una crisis que, por cierto, ni la sociedad mexicana
ni el Gobierno de la República gestó, y sin embargo,
sufrimos las consecuencias de ello.
En buena medida por la interdependencia que tenemos con los Estados
Unidos de América, en materia de comercio exterior, de
importaciones, de turismo, remesas en fin, y al verse desplomada
esa economía en esta crisis global tuvimos una afectación
muy severa.
Pero también, como ustedes saben, a finales de abril vino
la aparición del brote atípico de la influenza,
del virus AH1N1, que le pegó a los sectores que no habían
resultado tan perjudicados, como los que si fueron perjudicados
por la crisis global, que fue la manufactura, la construcción;
el servicio, comercio y turismo tuvieron una gran afectación
a mediados del año pasado, es decir, se nos juntó
todo.
Y sin embargo, mas temprano que tarde, yo diría, pues
esto no es mérito solamente de un gobierno es de todos
los gobiernos, de los tres órdenes de gobierno, de los
sectores productivos, de la sociedad en su conjunto, se pudieron
superar esas contingencias.
Recordarán que tuvimos un Acuerdo Nacional para la Economía
Familiar y el Empleo, el 7 de enero del año pasado, con
la participación del Congreso de la Unión, Poder
Judicial de la Federación, los Gobiernos Estatales, los
sectores productivos, y entre otras cosas lo que se logró
en ese momento fue que el Presidente de la República pusiera
en marcha una serie de programas de empleo temporal, de apoyos
a través del Servicio Nacional de Empleo y un nuevo programa
de paros técnicos, con lo cual, la verdad es que se pudo
aproximadamente apoyar a cerca de dos millones de mexicanos, de
una u otra manera, a través de estos mecanismos contracíclicos,
ciertamente temporales, ciertamente precarios en términos
de lo que necesitamos como país.
Pero que con esta inversión de cerca de cinco mil 500
millones de pesos, insisto, a casi dos millones de mexicanos les
dimos una salida con una actividad productiva, con un ingreso
también razonablemente remunerador y que nos permitió
atenuar el impacto de esta crisis global en nuestro mercado.
Fíjense como fue que el año pasado se reporta la
caída del ingreso, del Producto Interno Bruto, en la historia
moderna de México, fue 6.5% del PIB, y sin embargo la caída
en el empleo formal según los registros del IMSS, fue del
1.3%, ciertamente grave, ciertamente sensible, pero si comparamos
lo que pasó por ejemplo en el 95, con aquella crisis que
detona a finales de 94, donde la caída del Producto Interno
Bruto en el 95 fue de 6.2%, la caída en el empleo formal
fue de 8.2%.
Entonces, que es lo que nos permite ver esto, que de alguna maneta
las medidas contracíclicas sí surtieron algún
efecto favorable para transitar durante esos meses tan difíciles
Y sí creo que también, y lo estamos viendo con algunos
países en Europa, la disciplina fiscal que se manejó
en este país, el manejo de las finanzas públicas
de una manera responsable, permitió que lo ocurrido en
la economía global no fuera tan severo como se esperaba
en nuestro país.
Fíjense, desde junio de 2009, de manera consistente todos
los meses, han sido ganadores de empleo. ¿A que me refiero?
Que en cada uno de estos meses se ha generado mas empleo del que
se ha perdido, entonces en términos netos se ha creado
mas empleo. Y cuando hablo de creación de empleo, si quiero
también aclararlo, es siempre en la economía formal,
siempre según los datos del Instituto Mexicano del Seguro
Social.
Salvo el mes de diciembre, que típicamente de manera estacional,
se cae el registro de empleos porque terminan los de vigencia
anual, desde junio hasta la fecha todos los meses hemos venido
incrementando el número de empleos en la economía
formal.
Y fíjense como también, si bien a principio del
año, finales del año pasado se estimaron apenas
300 mil empleos para todo el 2010, tanto por parte de la Secretaría
de Hacienda como por parte del Banco de México. Hoy mismo
el Secretario de Hacienda y Crédito Público, Ernesto
Cordero daba cuenta que el pronóstico para este año
es estar entre 500 mil y 600 mil puestos de trabajo nuevos netos
en la economía formal.
Hoy mismo, el propio Secretario Cordero dio a conocer que tan
solo en el mes de julio pasado se crearon 45 mil 697 nuevos trabajos.
El 60% de ellos, por cierto, son permanentes urbanos, de estos
mas de 45 mil 600. Así en lo que va del año tenemos
cerca de 560 mil nuevos empleos netos en la economía formal.
Esto es, ya descontando las bajas, ya descontando los despidos,
ya descontando las cancelaciones de plazas que se han dado de
la economía. Y todos estos son con nombre y apellido, esto
no es una encuesta, esto no es una estimación, es un registro
puntual que nos dice, que después de las cancelaciones
o las bajas que se han registrado tenemos netos por encima cerca
de 560 mil nuevos trabajadores permanentes cotizando en el Instituto
Mexicano del Seguro Social.
Y sin embargo, lo debo reconocer y decirlo con todas sus letras:
No hemos alcanzado el máximo histórico que teníamos
en octubre de 2008, antes de que detonara la crisis. Es decir,
en aquel momento teníamos 14 millones 475 mil 800 puestos
de trabajo. Entonces, a pesar de estos buenos indicadores, todavía
estamos a 35 mil 484 puestos o empleos de distancia para alcanzar
ese máximo histórico del último trimestre
de 2008.
Y al ritmo que vamos, la verdad es que yo no tengo ninguna duda,
de que los próximos 2 o 3 meses, vamos a alcanzar ese nivel
y lo vamos a superar, es decir, en el 2010 México tendrá
un nuevo máximo histórico de empleos formales registrados
ante el Instituto Mexicano del Seguro Social.
Ahora ¿Cómo fue que las medidas contracíclicas
nos ayudaron en momentos tan difíciles? Miren, la tasa
de desocupación, que es la que deriva mes con mes de parte
del INEGI en la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo,
nos mostró que en septiembre de 2009 alcanzamos un máximo,
que es la máxima cifra mensual, desde que se hace la medición
mensual, de 6.41% en la tasa de desocupación.
Y sin embargo para enero bajó a 5.87% y en el mes de junio
pasado fue de 5.05%. Esto significa, ha venido bajando la tasa
de desocupación. Esto incluso es 0.12% menor a la registrada
en el mismo mes del año pasado. Y quiero destacar algo,
porque muchas veces se dice: oye pero aquí en México
miden muy raro la tasa de desocupación, no se hace como
en otros países. Entonces si quiero destacar que la forma
en que mide el INEGI la desocupación, es la encuesta que
de manera similar, siguen todos los países miembros de
la Organización Internacional de Trabajo, que hemos suscrito
el convenio número 160.
Claro, también hay que ser muy sinceros, en otro países
hay dos factores que explican el que pueda haber una tasa de desocupación
por mas tiempo ¿Por qué? Porque, o tienen un mejor
ingreso y por lo tanto se pueden dar el lujo de ahorrar y tener
mas tiempo sin buscar activamente un nuevo empleo o bien tienen
un seguro de desempleo. Y nosotros en México no tenemos
un ingreso como esos países de la OCDE ni tenemos tampoco
un seguro de desempleo.
Por eso es que muchas veces la gente al perder su empleo sale
a encontrar, pues lo que se pueda, a buscar lo que se pueda encontrar,
aun en la economía informal. Es importante destacar también,
la tasa de desocupación sí mide la economía
informal y cuando hablamos de creación de empleo, insisto,
solo medimos economía formal registrada en el Instituto
Mexicano del Seguro Social.
Y la verdad es que sí la tasa de desocupación de
México es sensiblemente menor del promedio de los países
de la OCDE, del promedio de la región de Latinoamérica,
no se diga de Estados Unidos que anda alrededor del 10% todavía,
o de España que anda en niveles del 20%, sin embargo si
sigue siendo un factor de preocupación. Y seguramente en
le mes de julio, veremos incrementar esa tasa de desocupación
por razones que más adelante voy a comentar.
Y quiero terminar diciéndoles que con todos estos buenos
datos de la economía y del empleo que se han venido reportando
últimamente, soy el primero en reconocer, de nueva cuenta
ante esta soberanía, en distintos momentos lo he hecho,
que lo que tenemos en el sector laboral ni es suficiente, ni es
satisfactorio.
La verdad es que la generación de empleos sigue resultando
insuficiente. Aún suponiendo que cerremos con 600 mil empleos
netos este año, no nos alcanzan para satisfacer la demanda.
Necesitamos por lo menos 810 mil empleos netos en la economía,
en la economía formal cada año.
Las tasas de desocupación, particularmente entre los jóvenes,
porque este es un dato bien importante: los jóvenes entre
14 y 24 años de edad, reportan una tasa de desocupación
casi del doble de lo que es la Población Económicamente
Activa. Y eso obviamente no es satisfactorio.
El sector informal de la economía, ya lo veremos mas adelante,
según se mida por OIT o por INEGI, pero sigue siendo altísima
la tasa de empleo o de ocupación en el sector o en la economía
informal.
Prevalece una evidente discriminación de género
con una participación pobre de la mujer, un 38% de participación
de la mujer en el mercado laboral y una gran inequidad en cuanto
al pago de salarios por trabajo igual, no se diga de los grupos
vulnerables que no tienen ni cercanamente las mismas oportunidades
de empleo que el resto de la población.
Persiste, lo hemos dicho también, la explotación
infantil desafortunadamente; acabamos de revelar el módulo
de información de trabajo infantil de la Encuesta Nacional
de Ocupación y Empleo del INEGI, es a toda luces insuficiente
el nivel de ingreso, el salario promedio de cotización
que se registra en el INEGI y que bueno, no se diga del salario
mínimo que a todas luces no alcanza en términos
de lo que la Constitución prevé para las necesidades
de una familia.
Carecemos desafortunadamente de una cultura auténtica
de la productividad laboral, en las relaciones laborales en México;
los flujos migratorios obligados hacia los Estados Unidos desmembran
todos los días familias enteras en nuestro país
y bueno, pues el rezago de la justicia laboral, también
con la carga enorme que tenemos en la administración de
esta justicia laboral sigue siendo innegable.
De ahí pues, que estos son apenas algunos aspectos que
antes de que ustedes me lo reclamen, yo lo vengo a reconocer abiertamente
como parte de un diagnóstico que estamos viendo, y que
eso precisamente nos lleva a que México tiene bajos niveles
de competitividad. Y esos bajos niveles de competitividad, son
los que se traducen en que muchas de las veces los inversionistas
prefieren otros países para invertir y por lo tanto para
generar empleos.
Por eso es que el Presidente Felipe Calderón está
empeñado en desahogar esta agenda de competividad para
hacer a México muchos mas atractivo en la inversión
tanto nacional como extranjera y que permanezca en el largo plazo.
Y que parte de esa agenda de competitividad, tiene que ver con
las reformas estructurales, que tenemos también y que se
discuten en el Congreso de la Unión.
Así que, insisto, más allá del buen desempeño
de la economía y de la generación de empleo la verdad
es que si tenemos todos juntos, todos nosotros, todos los que
estamos en esta mesa y mas, tenemos que ver de que manera podemos
impulsar mas esa competitividad, mas la generación de inversiones
y de nuevas fuentes de trabajo.
Y yo creo que gran parte de ello tiene que ver con la rigidez
que acusa, que reporta nuestro Marco Jurídico en materia
laboral, que data de hace 40 años, sin un cambio sustantivo
que nos ponga a tono con lo que pasa en el resto del mundo.
Yo creo, estoy convencido, de que México si requiere una
Reforma Laboral que sin modificar en lo absoluto el artículo
123, ni en la letra ni en el espíritu, por lo que hace
al catálogo de derechos fundamentales, individuales y colectivos
de los trabajadores, si nos permita modernizar la legislación
secundaria para facilitar el acceso al mercado de trabajo, para
dar nuevas modalidades de contratación de acuerdo con los
nuevos tiempos y las nuevas necesidades de ambas partes.
Pero algo muy importante, que haya trabajo en la economía
formal, porque eso significa seguridad social, previsión
social, significa seguridad y certeza jurídica en la relación
laboral para ambas partes. Necesitamos, como dije, darle cabida
a las mujeres, para una equidad de género real en el mercado
de trabajo, a los grupos vulnerables, necesitamos agilizar nuestra
justicia laboral y darle mas instrumentos al Estado para hacer
valer la ley y para aplicarla con todo rigor en casos de violación.
El Congreso de la Unión, desde el 18 de marzo tiene en
la Cámara de Diputados una iniciativa, una iniciativa de
una reforma integral en materia laboral. Que como toda iniciativa
es su susceptible de ser adicionada, de ser modificada, de ser
enriquecida.
Pero sí creemos, que lo que no podemos hacer como país,
es hacer como si no estuviese esa iniciativa sobre la mesa, hacer
caso omiso de la propuesta que se está planteando que,
por cierto, recoge lo mejor de 332 iniciativas de los últimos
12 años de diversos partidos políticos y que lo
peor que nos podría pasar es mandarla a lo que se llama
la congeladora y que México pase tantos años más
sin modernizar su marco jurídico.
Este marco jurídico es el que, entre otras razones, explica
que de los 12 pilares fundamentales que integran el Índice
Global de Competitividad, según el Foro Económico
Mundial, lleve a la eficiencia del mercado laboral de México
al lugar número 115 de 133 países.
Y esto significa un lastre que ha llevado a México en
el índice global al lugar número 60, entre otros
factores. Calculamos y no solamente nosotros, el propio Foro Económico
Mundial, la OCDE, la OIT, el Banco de México, el Instituto
Mexicano para la Competitividad, que una Reforma Laboral en un
sentido correcto nos podría dar un avance entre 20 y 25
posiciones en ese índice de la eficiencia del mercado laboral.
Quiero simplemente terminar diciendo que reitero la plena disposición
de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social
a mi cargo para abundar sobre este tema de la Reforma Laboral
y, desde luego, para abundar sobre los datos que aquí se
van a compartir con ustedes en materia de empleo, desocupación
a nivel tan desagregado como se desee.
Porque yo estoy absolutamente convencido de la colaboración
entre los poderes de la Unión, siempre y cuando se haga
esto de manera respetuosa, amable como se nos ha invitado en esta
tarde a compartir con ustedes.
Por su atención, señor presidente de la mesa, muchas
gracias.