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Discurso
Palabras del Secretario del Trabajo y Previsión Social, Javier Lozano Alarcón, durante su intervención en la 94 Asamblea General de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (CONCANACO-SERVYTUR)

Muy buenos días tengan todas y todos ustedes, me da mucho gusto participar en esta Nonagésima Cuarta Asamblea General de CONCANACO SERVYTUR y pues en primer término no solamente saludo sino que felicito a Mario Sánchez Ruiz por esta merecida reelección como Presidente de la Confederación, deseándole pues todos los éxitos que merece tanto él como su organización.

La verdad es que Mario y yo hay un magnífica relación, de mucho trabajo, de mucho respeto, de diálogo, de propuestas, de exigencias y me parece que están ustedes muy, pero muy debidamente representados.

Miren, voy a hacer una presentación que, me voy a referir un poco a lo que nos pasó en el 2009, como se ven los primero signos de recuperación de la economía, las perspectivas del año, un diagnóstico crudo del mercado laboral y para pasar a las principales propuestas, a las razones del pro que queremos, una reforma laboral para México y llegar a un mensaje final.

Bueno, en primer término, como ustedes saben, el 2009 fue un año muy complicado para la economía y por ende para el empleo, tuvimos una gran crisis económica global y tuvimos también la contingencia sanitaria que afectó a la economía y afectó al empleo.

Afortunadamente pudimos tomar una serie de medidas juntos, se acordarán el Acuerdo Nacional para la Economía Familiar y el Empleo el 7 de enero del año pasado, donde participaron, entre otras organizaciones, esta Confederación y que gracias a esas medidas y sí lo quiero destacar, les agradecemos mucho su intervención, su participación, su colaboración.

Porque gracias a los empresarios, junto al movimiento obrero, con los trabajadores, con los gobiernos, con los poderes de la Unión, pudimos resistir el peor de los embates que México haya tenido que enfrentar en los últimos tiempos y creo que los resultados fueron mejores que lo que algunos, de una manera quizás hasta catastrofista al inicio del año pasado, apuntaban como el peor año de todos los que habría vivido la época moderna de nuestro país, y no, no fue así.

Les voy a platicar por qué no.

Con los programas contracíclicos fueron 25 medidas del gobierno, yo me voy a centrar nada más en los que tuvieron que ver directamente con el empleo, pudimos atender a casi 2 millones de mexicanos, con una inversión de casi 5 mil millones de pesos, programas de paros técnicos, de empleo temporal y el Servicio Nacional de Empleo.

Es decir, en pocas palabras, una actividad productiva a cambio de un ingreso razonablemente remunerador, pero con lo cual se evitó que esas dos millones de personas se sumaran a las filas del desempleo y hubieran engrosado por lo tanto la tasa de desocupación.

Si ustedes ven lo que pasó o lo que ha venido típicamente ocurriendo cuando hay una caída pronunciada del Producto Interno Bruto, como es que se comporta también la caída del empleo, del empleo formal, y me estoy refiriendo solamente a empleo formal, debidamente registrado en el Instituto Mexicano del Seguro Social, ustedes pueden ver típica y cíclicamente esto se va comportando más o menos de una manera paralela.

Sin embargo, fíjense lo que pasó, ahora en el 2009, esta fue la caída del Producto Interno Bruto, la más severa que hemos tenido en la historia moderna de México y, sin embargo, vean la caída del empleo.

Esto se puede apreciar todavía mejor cuando comparamos, ya en términos numéricos, el año de 95 con el 2009. Vean, en el 95 la caída en promedio fue de 6.2 y, sin embargo, el empleo cayó en 8.2 por ciento.

En cambio, en el 2009 la caída fue todavía más pronunciada, 6.5 del PIB y el empleo cayó 1.3, ciertamente grave, fueron 181 mil empleos en menos netos, ya sumando los que se crearon, restando los que se perdieron, tenemos un déficit de 181 empleos, pero ni con mucho fue cercano a lo que se vivió en aquél entonces.

Ahora, ya comenzamos a ver, afortunadamente, de manera incipiente, modesta, pero los primeros signos de recuperación, eso es algo bueno, porque tanto los últimos dos trimestres el crecimiento del Producto Interno bruto así lo muestra, con lo cual se rompe el ciclo de la recesión.

La Bolsa Mexicana de Valores alcanzó su máximo histórico a principios de este año en el Índice de Precios y Cotización. Fíjense que el consumo de electricidad, que es un indicador muy relevante por lo que hace a la actividad industrial, pues también está 5 por ciento arriba del que estaba en enero del año pasado.

Tenemos algo que es muy relevante y que otra vez les queremos agradecer por lo que significó la participación del sector patronal y la Confederación de Cámaras de Comercios, Servicios y Turismo, en el 2009 tuvimos el menor número de huelgas en la historia del país, no obstante que hubo 13 mil emplazamientos, tan sólo 19 huelgas y esto habla de un muy buen diálogo social entre ustedes y los sindicatos.

La verdad es que es una cosa digna de ser destacada.

No se hable del sector turístico, donde a finales del año se tuvieron mejores números que en el 2008 e incluso estábamos en niveles como los anteriores a la crisis que estalló a finales del 2008.

Esto está posicionando a México en lugar número 8, antes estaba en el 19, como buenos sitios o lugares de inversión, las reservas del Banco de México, niveles de alrededor de 95 mil millones de dólares.

Fíjense, las exportaciones de México crecieron 27 por ciento, es un número también muy relevante por lo que hace a un mes de enero, respecto de otros meses de enero de años anteriores.

Claro, todo esto es recuperación, se perdió mucho el año pasado, es lógico que también los indicadores muestren pronunciadamente unos números también muy alentadores, pero sí partimos de la base de que estamos recuperando parte de lo perdido y el riesgo país pues también se ubicó en 132 puntos, más bajo que Brasil.

Y bueno, en cuanto a empleo se refiere, déjenme comentarles, miren, por lo que hace, ¿cuándo comenzamos a ver recuperación? En el mes de julio del año pasado.

O sea, no todo el 2009 se comportó igual; 2009 lo que nos mostró fue que el primer semestre fue brutal, punto, con los últimos meses del 2008.

Pero a partir del segundo semestre, ya también saliendo de la contingencia sanitaria, empezamos a tener meses donde se creaban más empleos que los que se perdían, de tal manera que, salvo diciembre, que cíclicamente se observa una caída del empleo, ¿por qué? Porque los contratos con vigencia anual terminan justamente la última quincena de diciembre y aunque tengas un maravilloso año, por ejemplo el 2006, el mejor año de la historia reciente de México, fueron más de 800 mil empleos creados y, sin embargo, en el mes de diciembre de ese 2006 se perdieron más de 300 mil. Entonces esto nos deja ver que cíclicamente así ocurre.

Bueno, salvo el caso de diciembre, junio, julio, agosto, septiembre, octubre, noviembre, enero y febrero, hemos creado en la economía más empleos que los que se han perdido.

Y también hago un apunte, porque esto es bien complicado de entender. ¿Cómo puede tenerse una tasa de desocupación del 5.8 en enero y a la vez estar creando más empleos? ¿No tendría que ser una por otra?

No, precisamente se están creando más empleos y la tasa neta de participación, es decir, la gente mayor de 14 años no toda trabaja, muchos están estudiando, otras son simplemente amas de casa o retirados o muchos pensaban que las cosas no estaban lo suficientemente bien como para salir al mercado a tocar puertas y no se las abrieran.

Cuando las cosas comienzan a recuperarse hay más gente que se suma a la demanda de un puesto de trabajo. Entonces, tienes más gente pidiendo empleo, aunque crees más empleos, puede haber también una tasa de desocupación mayor, hay más gente en el mercado buscando una oportunidad de empleo y es lo que nos ha pasado.

La verdad es que tenemos 271 mil nuevos empleos de junio a la fecha netos, ya descontando las pérdidas y fíjense que de ellos el 52 por ciento son trabajos permanentes, son contratos permanentes.

Y en febrero, desde el 96 no veíamos un mes de febrero como este, se crearon casi 129 mil empleos y se suman a los 35 mil que se tuvieron en enero, tenemos más de 164 mil en estos primeros dos meses.

¿Qué nos quiere decir en pocas palabras?

Que estamos a punto, en tan sólo dos meses, de recuperar todo lo perdido en el peor año, en la peor caída del Producto Interno Bruto en la historia moderna de México y esto, la verdad, me parece nuevamente en lo que tienen ustedes muchísimo que ver, con trabajo ordenado, disciplinado, para seguir invirtiendo, para seguir confiando, por mantener la planta productiva en operación y ahí están los resultados.

Y vean ustedes dónde se está observando esta recuperación en los primeros dos meses. Las industrias que fueran más golpeadas, como la manufactura y la construcción, son las que están mostrando hoy estos nuevos signos de recuperación, es donde se está creando más empleo.

Pero en el sector servicios sociales 20 por ciento y en servicios para empresas 14 por ciento, o sea, también 34 por ciento de estos empleos vienen de los sectores a los que ustedes pertenecen.

Les decía de la tasa de desocupación.

Miren, la tasa de desocupación de México, ciertamente para nuestros propios estándares es muy elevada, no es la más elevada la que hemos tenido está así, pero 5.8 en enero, la OIT y, sin embargo, no se ve, haciendo su propio análisis, dice: esta es de las 6 más bajas de todos los países de la organización.

Y no quiere uno decir con esto que mal de muchos consuelo de pocos, pero cierto es que viviendo la desocupación con base en el Convenio 160 de la OIT, la verdad es que pues ahí está, miren como otros países están comportándose, señaladamente Estados Unidos, que es nuestro vecino, del 10 por ciento.

No se diga España, cerca del 19 por ciento, los países miembros de la OCDE 8.7, la región latinoamericana 8.4, en fin, también hay que ser muy sinceros en esto, porque en aquellos países tienen una doble ventaja respecto de nosotros, uno, que tienen seguro de desempleo, bueno, la mayoría de ellos tiene seguro de desempleo y la otra es que en el ingreso per cápita el nivel salarial es mayor.

Por lo tanto su capacidad de ahorro es mayor y por ende pueden pasar, darse el lujo, por así decirlo, de estar más tiempo sin empleo, porque tienen un colchón que fue acumulándose gracias a su capacidad de ahorro. Aquí el nivel de ingresos, como vamos a ver más adelante, resulta muy bajo.

Nos dice la Secretaría de Hacienda, nos dice el Banco de México, pues las proyecciones para este año son que vamos a crear entre 350 y 450 mil empleos.

Y a pesar de que alguien diga, pues aquí el secretario nos viene a contar una historia de puros números alegres y que todo está muy bien, todo está correcto, pues no, hasta aquí fueron las noticias alentadoras y positivas y ahí viene la cruda realidad, algo idealista.

¿Por qué? Porque sí consideramos que realmente lo que tenemos hasta este momento, incluido el poder crear 400 mil empleos este año, simple y sencillamente no es suficiente.

Déjenme decirles en este diagnóstico tan terrible: México ocupa el lugar número 60 entre los países medidos en el Foro Económico Mundial, por lo que hace a su índice general de competitividad.

Esto significa que medido o comparado con otros países, estamos a media tabla en relación con otros países latinoamericanos que son más atractivos para la inversión y para el capital, es la competitividad, qué tan atractivos resultamos ser para los inversionistas.

Y aquí nos está demostrando que al estar en el número 60, que por cierto caímos varias posiciones hace apenas unos años, entonces pues eso nos da cuenta de dónde nos ubicamos.

Pero ¿qué creen? De los 12 pilares fundamentales que componen este índice general de competitividad, de los 12 pilares, instituciones, infraestructura, estabilidad macroeconómica, salud y educación básica, educación superior y capacitación, eficiencia del mercado de bienes, eficiencia del mercado laboral, mercado financiero, disponibilidad tecnológica, tamaño del mercado, complejidad de negocios e innovación, vean ustedes cuál es el que está peor calificado: la eficiencia en el mercado laboral.

Ahí tienen ustedes la puntuación de México, es esta, tienen ustedes la puntuación de la posición número 1 de los países del Foro económico Mundial, bueno, los que están en el Foro económico Mundial, que es Estados Unidos, miren ustedes la calificación que lograron para este mismo rubro y vean ustedes entonces el lugar que estamos ocupando.

Pero por cierto, bajamos del 110 al 115 respecto de la última medición, es decir, lejos de recuperar espacios perdimos espacios en cuanto a eficiencia del mercado laboral se refiere.

Más aún, les hablaba yo de los salarios y por qué explica mucho que la gente no pueda darse el lujo de quedarse sin trabajo y por esto toca puertas y nos les abren, entonces se van a la economía informal y es porque tenemos un salario promedio de cotización en la economía formal de 237 pesos diarios.

Ese es el promedio con lo que vive una padre de familia en la economía formal, según el salario-cotización en el Instituto Mexicano del Seguro Social, lo cual equivale a 7 mil 200 pesos al mes.

A todas luces no podemos pensar que ese es un salario suficiente, satisfactorio, y que le permita a toda una familia alcanzar todos los satisfactores a los que tiene derecho.

Pero claro, esto está muy asociado a la productividad porque no se podían incrementar, no se pueden ni deben incrementar los salarios solamente de manera artificial.

Algunas organizaciones hacen movilizaciones enteras en las calles para exigir salario de emergencia. En primer lugar no hay facultad legal ni para el Presidente ni para la Secretaría del Trabajo ni para ninguna autoridad para decretar el aumento salarial generalizado, no la hay, jurídicamente no la hay, es un engaño.

Algunos incluso de los que hacen movilizaciones son además diputados, ya debieran saber que no existe esa facultad constitucional ni legal, pero aún suponiendo que existiera, si no vienen los aumentos salariales correspondidos por la generación de riqueza y basados en la productividad, es un mero artificio y entonces lo único que provoca es el cierre de las fuentes de trabajo y es, probablemente también, una presión adicional a una espiral inflacionaria.

De tal manera que lo que vemos en la productividad en México, desafortunadamente, fíjense, es que del 93 al 2008, en esos 15 años creció 83 por ciento la productividad, en 15 años, en la industria, en el sector manufacturero.

Pero vean lo que pasó en Corea: 262 por ciento, una economía que entonces era comparable con la nuestra y que, sin embargo, nosotros fuimos mucho más lentos en esa tarea de productividad.

Alemania, que más adelante tengo una barra comparativa, pero se los anticipo, Alemania, con la misma población económicamente activa, tiene una productividad 3.4 veces mayor, produce 3.4 veces más, como economía, que lo que producimos los mexicanos y eso, el término de ello, se llama competitividad de la economía para ser atractivos a la inversión y productividad en las relaciones laborales para optimizar el aprovechamiento y la utilización de todo tipo de recursos, humanos, financieros, materiales y tecnológicos, en pro de poder producir más con esa optimización de recursos.

Vean la informalidad, la parte conservadora nos la da el INEGI, dice: “Son todos aquellos que no trabajan para un patrón debidamente formal y que por lo tanto no tienen ese acceso a la seguridad social”.

Es una forma de medirla y así sería el 28 por ciento de la fuerza laboral de México, pero si vemos lo que dice la Organización Internacional del Trabajo, dice, a mí no me importa si tú trabajas para un patrón formal o no, a mí lo que me importa ver es si ese contrato, con ese patrón formal, te está dando a ti acceso a la seguridad social, a la previsión social y a la seguridad jurídica.

Y entonces nos vamos a que más de la mitad, cerca del 554 por ciento de nuestra fuerza laboral estaría entonces en la informalidad, en una precariedad del trabajo, de no saber qué le espera al día siguiente.

Puede tener un salario, puede tener un ingreso, pero se tiene que rascar con sus propias uñas, porque no se le da todo este bagaje, toda esta colección, todo este cúmulo de derechos y prestaciones propias de la economía formal.

Pero bueno, esta semana, el lunes se celebró el Día Internacional de la Mujer, ¿cómo está el tema de la discriminación de la mujer? Es absolutamente real, digo, ya sé que la Constitución y las leyes hablan de que todos somos iguales ante la ley, nada más que como decía aquél, hay unos más iguales que otros.

Y aquí resulta que no obstante que las mujeres representan el 51, 52 por ciento del total de la población, son más mujeres que hombres, ellas tienen apenas el 38 por ciento de participación en el mercado de trabajo.

Pero más aún, si consideramos los puestos de mando, tan sólo el 1.4 por ciento del total de los puestos de mandos o directivos, sector público, sector privado, están en manos de mujeres.

Y el 15 por ciento de las mujeres ocupadas, apenas el 15, son profesionistas o tienen un desempeño de carácter técnico especializado.

Y por cierto, el salario promedio de ellas, para trabajo igual, en la industria manufacturera sobre todo, es 30 por ciento inferior al de los hombres.

Entonces, ahí está la discriminación y esto que les estoy dando son datos duros y datos realistas porque para la única manera, en este y en cualquier aspecto de la vida, de resolver problemas, es primero reconocerlos, identificarlos y darles su justa dimensión y de eso se trata.

Luego vean, hay casi 30 millones de habitantes en México que tienen entre 5 y 17 años de edad, pero de ellos 3 millones 600 mil niños, entre 5 y 17 años, están trabajando en nuestro país y entre ellos un millón 100 mil tienen menos de 14 años.

Es decir, menores de 14 años y están trabajando y casi la mitad de ellos no recibe remuneración por el trabajo que presta o que realiza, y eso es inconstitucional, porque la Constitución dice que la edad mínima para trabajar son 14 años.

Entonces, la ilegalidad, los sacamos de las aulas y no les pagamos. Se llama explotación y esa es nuestra realidad, números levantados por el INEGI, por la Secretaría del Trabajo, en el módulo de trabajo infantil.

Sabemos que la emigración significa que uno de cada 10 personas en edad de trabajar de México se van a buscar empleo, emigran hacia los Estados Unidos, cosa que además ya nadie nos garantiza que se pueda sostener ese ritmo en los próximos años, tanto por la marcha de la economía tanto por las barreras y restricciones de carácter legal que impongan en el vecino país del norte.

Algo bien preocupante que tiene que ver con la reforma laboral, bueno, todo esto anterior tiene que ver con la reforma laboral, pero esto que les voy a comentar es uno de los puntos centrales.

Miren, cuando sale la tasa de desocupación, vamos a tomar la del último trimestre del 2009, vean cómo fue la tasa general de 5.3, pero tratándose de jóvenes de 14 a 24 años la tasa de desocupación es de 9.42 por ciento.

Y esto la verdad es que lo que nos está diciendo es que hay dos problemas, uno, una desconexión o una desvinculación entre la educación, la educación superior, la educación técnica y el mercado laboral.

Pero, por otro lado y de manera muy preocupante, es la rigidez de nuestro marco normativo, que no permite que pueda haber una contratación a prueba, como capacitación inicial obligatoria, que permita realmente cerciorarse, al patrón, de que el aspirante a un puesto de trabajo tiene el perfil, habilidades, competencias y cualidades suficientes para ser contratado.

Entonces llega un chavo a tocar la puerta para que le abran, le den una oportunidad de trabajo y lo primero que le piden es experiencia. Y contesta: cómo voy a tener experiencia si tampoco me permiten a mí trabajar para adquirir esa experiencia. Y le contesta el patrón: pues me encantaría contratarte, pero si lo hago y me sale mal el tiro, entonces te tengo que despedir, y como despedirte porque no cubriste el perfil no es una causa justificada, según la ley. Entonces asumo desde ahora un pasivo laboral, y luego me vas a demandar y me van a condenar y voy a tener que pagar los salarios rápidos de los rapidísimos y sumarísimos juicios que llevan en nuestro país entre dos y tres años en empresas que, en su conjunto, para micro, pequeñas y medianas representan el 98 por ciento de las empresas de este país, y que con una sola sentencia, con un solo laudo de esa naturaleza la pueden llevar a la quiebra y llevarse al traste no solamente ese puesto de trabajo, sino todos los demás que existían en esa pequeña, mediana empresa.

Ese es uno de los problemas que tenemos y es un diagnóstico realmente preocupante.

Vean lo que nos pasa con el llamado “bono demográfico”. Hoy tenemos que se estima que 6 millones 400 mil personas se van, jóvenes, se van a adicionar al mercado de trabajo, a la demanda de fuerza laboral en los próximos diez años.

¿Pero cómo, y que es lo que pasa? Que hoy la gran mayoría de nuestra población es menor de 40, es menor de 30 años. Entonces tiene una doble característica, tiene fuerza y energía para trabajar, tiene ganas y busca una oportunidad para trabajar, pero tienen menos dependientes económicos.

Con el tiempo baja la tasa de natalidad con el aumento de la edad y, sobre todo, con la expectativa de vida también creciendo, no hay que ser un genio para darse cuenta que después de un tiempo lo que habrá de ocurrir va a ser que esos jóvenes se convierten en viejos, tendrán, o en adultos mayores, tendrán más dependientes económicos a su cargo y necesitarán un retiro digno con el cual vivir los últimos años de su vida. Pero si no los ponemos a trabajar desde ahora, entonces eso actuarialmente nos estará generando una auténtica bomba de tiempo.

Y es lo que se llama bono demográfico, que es buena noticia, sí, si la aprovechamos y es una pésima noticia si no la aprovechamos. Y por eso estoy hablando de ésta como una última llamada para hacer las cosas en el sentido correcto.

Les decía de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, tenemos casi 194 mil juicios individuales abiertos. Es una locura, es una locura.

Pero lo peor es que el 56 por ciento de ellos ni siquiera son conflictos entre el capital y el trabajo, sino que son demandas, reclamaciones de derechohabientes a las instituciones de seguridad social. Y como no se resuelven en esas mismas instituciones, se convierten en conflicto y nos lo mandan a la Junta Federal. Pero lo tenemos que sustanciar cual si fuera cualquier juicio, cualquier conflicto entre el capital y el trabajo, sin serlo. Y eso también explica por qué traemos una justicia tan lenta.

Esta barra que sigue es nada más para ejemplificar lo que les decía de cómo es… Miren, ahí están, número de trabajadores, el Producto Interno Bruto de cada uno de los países. Estas cosas realmente nos deben cimbrar.

Con todo este diagnóstico, se hace, de veras, indispensable pensar hasta dónde una reforma al marco normativo puede o no ayudar. Partamos de la base de que está muy mal la eficiencia del mercado laboral en México, partamos de la base que tenemos un lugar realmente penoso, que es el 115. Y con todas estas características ya muy puntales que aterrizan el tema laboral a la vida cotidiana de las personas.

Se requiere una reforma laboral, yo estoy absolutamente convencido de que sí. ¿Y por qué? La ley que tenemos viene del 1° de mayo de 1970, imaginen por un momento cómo era el país en lo social, en lo político, en lo económico en 1970, en los tiempos del Presidente Echeverría, quien fue quien lo promulgó esta legislación.

Era otro México, no teníamos tratados de libre comercio, no existía la cultura de la productividad, no existía siquiera el concepto de competitividad, una ley muy tutelar, muy en pro de la estabilidad en el empleo, para quien tenía empleo, muy protectora de los derechos y de las conquistas de las organizaciones sindicales, pero la verdad poco sensible a los temas de actualidad, a los temas de la participación de la mujer en el trabajo, de la inclusión de grupos vulnerables, de la mayor agilidad en la justicia laboral, de la mayor productividad en las relaciones laborales, de la mayor facilidad de acceso y salida del mercado para darle cabida a la movilidad laboral, que es un fenómeno mundial.

Luego entonces, la verdad es que éste es un sector que ha sido sobrediagnosticado, en este y en tantos otros rubros de nuestra vida colectiva, pareciera que el diagnóstico que nos han dado es que tenemos diagnosis excesiva, ésa es nuestra enfermedad, porque seguimos diagnosticando año con año las cosas y no acabamos por tomar decisiones.

332 iniciativas en los últimos 12 años, todas ellas para la Ley Federal del Trabajo, ninguna de ellas dictaminada. Y seguimos discutiendo, y seguimos sopesando y seguimos haciendo foros y nos seguimos peleando y seguimos reflexionando y seguimos diciendo que esto no es lo urgente. 12 años, 332 iniciativas.

Pero además vean cuál es la manera, digamos, cuántas iniciativas ha presentado cada quien. Cuando uno está impulsando esta reforma no es que sea exclusivamente una propuesta del PAN o del gobierno del Presidente Calderón, hemos tratado de armonizar lo mejor de todas ellas y darle el valor agregado que nosotros consideramos que es el pertinente, después de tres años al frente de la Secretaría del Trabajo, y articular esta propuesta integral, una propuesta integral que por cierto no pretende tocar en lo absoluto el Artículo 123 Constitucional, es decir, el artículo, uno de los artículos fundamentales de la Constitución donde vienen plasmados todos los derechos individuales y colectivos básicos de los trabajadores y de las organizaciones de trabajadores.

No pensamos meternos en ese terreno y no por una actitud conformista, sino porque realmente no consideramos que sea necesario, pero sí se tiene que modificar y urgentemente el marco secundario.

Van a decir ustedes: ¿Bueno, y para que quieren una reforma laboral en este gobierno? En primer lugar decirles, no es solamente del gobierno de ser agentes para impulsar, para motivar, para hacer ver, para reflexionar, para convencer sobre la necesidad de la reforma.

Pero ésta es una reforma para el Estado Mexicano, y lo que se trata en primer término es de verdad incrementar nuestra productividad, la productividad en las relaciones laborales para que puedan también mejorar sus ingresos sin sacrificar sus derechos, pero es adoptar esta cultura de la productividad, de capacitarse y no ver la capacitación ni para empleadores ni para trabajadores como una carga, sino como una inversión productiva y que entonces se produzca más y que haya fórmulas ciertas para ver esa creación de mayor riqueza y luego también para ver la manera equitativa de distribuir esa riqueza excedente. Para eso es esta ley.

Fíjense, en mil 10 artículos que tiene la Ley Federal del Trabajo, tan solo en tres ocasiones se habla de productividad y de competitividad no se habla una sola vez, porque la palabra ni siquiera existía.

¿De qué se trata también? De facilitar el acceso a los jóvenes al mercado laboral. Si ustedes me preguntaran cuál es el corazón de la reforma, es ése, facilitarle el acceso al trabajo a los jóvenes, darles realmente la oportunidad que ellos vienen buscando legítimamente, porque les hemos dicho a nuestro hijos desde chiquitos que si estudian, van a la escuela, hacen sus tareas, se portan bien, estudian, se preparan, tienen su título profesional y lo cuelgan en la pared de la casa tienen el éxito garantizado. Y los estamos engañando, porque eso ya no ocurre así, no necesariamente ocurre así; y entonces lo único que pasa es que se van creando generaciones de frustración y los vamos orillando a la economía informal y lo hacemos caldo de cultivo para la delincuencia organizada. Y hay que asumirlo como lo que es.

Entonces, uno, mucha orientación vocacional y decirle a nuestros hijos, yo por lo menos se lo digo a los míos, no basta con que te guste, para qué eres bueno; no te basta con que te guste, para qué eres bueno. ¿Qué te dice el mercado? Donde hay oportunidades y donde no las hay. Son tres preguntas que se tienen que contestar en sentido afirmativo para tener éxito.

Esto todo vinculado con esta reforma.

¿Qué estamos buscando también? Mejores condiciones de seguridad y salud en el trabajo. Cuando se habla de previsión social, ya ven que la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, bueno, así se llama, el título correspondiente dentro de la institución, con lo que se encabeza el Artículo 123, del Trabajo y la Previsión Social.

Éste es uno de los aspectos fundamentales de la previsión social, las condiciones de trabajo decente. No basta con estar empleado, desarrollar una fuerza física o intelectual a cambio de una retribución. No, se trata de darles las condiciones óptimas para conservar lo más importante de la dignidad de la persona, seguridad y salud y medio ambiente en el trabajo, condiciones generales de trabajo apropiadas, jornadas mínimas y máximas, capacitación productiva para el trabajo, prestaciones de ley, vivienda, en fin, todo de lo que habla ese Artículo 123, para, como dije, mejorar esos indicadores de impartición de justicia, acabar con ese rezago y llevar con mucho mejor agilidad la justicia laboral.

Claro que aquí hay una gran perversión, porque mientras exista un pago de salarios caídos inagotable e indefinido e infinito, los abogados chicaneros se dedican a tomar casos de personas que fueron despedidas. Les dicen: “Tú dame tu caso, nos vamos a mitas de lo que yo obtenga”. Y claro, el paso del tiempo le conviene porque entonces los salarios caídos van a ir engrosándose, entonces hay ingresos para todos y es una perversión. Y ésa es una de las grandes contradicciones que contiene nuestra ley.

Entiendo bien el motivo por el que creó la figura de salarios caídos, pero también entiendo bien que en la práctica se está utilizando de manera perversa.

Porque también estamos convencidos que tenemos que erradicar el trabajo infantil; de hecho estamos proponiendo que se tipifique como delito la contratación de menores de 14 años. No decimos que en el círculo familiar, porque también tenemos que reconocer un hecho, una realidad social que los niños, los chavitos le ayudan a sus papás en sus pequeños negocios después de la escuela, en fin.

Pero cuando son contratados por un tercero y son explotados conscientemente. Entonces ahí sí no hay ninguna justificación que valga. Estamos hablando de una explotación indebida de la mano de obra infantil, y yo considero, consideramos que eso tiene que ser un delito y tiene que ser castigado como tal.

Porque también estamos buscando equidad de género para que tengan, miren, no solamente igualdad de acceso y permanencia en el trabajo. Hoy a las mujeres se les sigue exigiendo certificado de ingravidez para entrar a trabajar y para permanecer en el trabajo y para ascender en el trabajo: y cuidadito y te embaraces porque te corro.

Y eso no lo prohíbe la ley, por increíble que parezca, y es un trato vejatorio y discriminatorio hacia las mujeres.

Estamos proponiendo también que ellas puedan definir, de sus 12 semanas que tienen conforme a la Constitución y la ley, antes y después del parto, que ellas decidan cómo quieren distribuir esas 12 semanas de descanso, y no seis antes y seis después, como obligatoriamente hoy lo prevé la ley. Que también les podamos reducir una hora de la jornada de trabajo para que puedan ir en periodo de lactancia a amamantar a su niño.

Son cuestiones básicas, que puedan trabajar desde el hogar. Considerando el trabajo a domicilio gracias a las tecnologías de la información y comunicaciones. No necesariamente tienen que venir al centro de trabajo, y sobre todo si son madres solteras. Que puedan trabajar desde el hogar, que puedan producir desde el hogar y se les reconozca como tal.

Todo eso lo estamos tratando de perfilar en esta legislación.

Les decía, los grupos vulnerables, sobre todo las personas con discapacidad y los adultos, los adultos ya no digo mayores, adultos de 35, 40 años que me dicen: oye, ya no me quieren dar trabajo, ya me consideran como si fuera un viejo, cuando en realidad tengo 40 años, tengo muchas ganas de trabajar.

¿Y cuál es el problema? Que no tienen ciertas habilidades de la nueva sociedad del conocimiento.

Por eso estamos planteando contratos con capacitación inicial obligatoria. Es decir, contratos en los cuales se diga: vamos a hacer una prueba de entre tres y seis meses, cómo funcionas en la práctica; te voy a pagar tu salario, pero te vas a capacitar cuatro horas al día. Claro, pagada la capacitación por el patrón, con base en lo que yo requiero de ti, para ver si cubres el perfil.

¿Cuántas personas que tienen hoy 40 años, 45 años? Yo le entro, yo quiero esa oportunidad. Me sirve, porque voy a aprender, pero me sirve porque voy a tener un empleo finalmente. O este contrato a prueba para los jóvenes. Me dicen: no, es que atenta contra la estabilidad en el empleo el que pueda haber un contrato a prueba, se presta a abusos.

Ah, no, no hay peor inestabilidad en el empleo que no tener empleo. Y hay que preguntarle a los jóvenes qué prefieren, si tener una oportunidad y demostrar en un mes, en dos meses, en tres meses, que como se dice coloquialmente que dan el ancho y que de veras cubren el perfil, o que no tengan empleo.

Qué fácil es decirlo desde la comodidad de un salario, de un ingreso o de una posición de líder sindical, pero no cuando la gente no tiene trabajo. Y eso es justamente lo que estamos tratando de propiciar: que haya acceso al mercado laboral.

Y también estamos hablando de transparencia y democracia sindical, pero con una cosa, no nos importa meternos a la autonomía sindical, no nos queremos meter en ese territorio. Son ellos, son los trabajadores, son sus decisiones, son sus organizaciones, son sus estatutos, son sus líderes, es su revisión de cuentas.

Sí estamos previendo una serie de requisitos y de factores de rendición de cuentas, de voto libre, directo y secreto para los recuentos, que se elimine la cláusula de exclusión por separación. Es una barbaridad que si a un trabajador lo expulsan del sindicato, se pelea con el líder o si sale del sindicato porque le gustó otra organización, pues entonces el sindicato le puede pedir al patrón, que lo despida sin ningún tipo de responsabilidad y sin ningún tipo de indemnización.

Y eso existe en el Artículo 395 de nuestra ley, y se llama Cláusula de Exclusión por Separación, y es algo monstruoso.

Son de las cosas que sí se tienen que avanzar, y la verdad es que nosotros creemos que como consecuencia de esta reforma, la verdad es que estoy apenas señalando los aspectos más relevantes, pero que quede bien claro, nosotros estamos absolutamente convencidos de que debemos ir por la productividad al tiempo de respetar los derechos de los trabajadores, no es una cosa por la otra, es armonizar las dos cosas a la vez.

Déjenme explicarles primero lo que tenemos acá. Esto es la evaluación, respecto de los distintos elementos que componen la eficiencia del mercado laboral, que es la cooperación en relaciones laborales, la flexibilidad en la determinación de los salarios, la rigidez en el empleo, las regulaciones para contratación y despido, costos de salida, pago y productividad, confianza en el personal directivo, fuga de cerebros y participación de la mujer.

Lo que estamos viendo, esto son las mejores prácticas internacionales, según el Foro Económico Mundial.

Y lo que tenemos, nosotros estamos en este que corresponde a una evaluación propia de la Secretaría del Trabajo, como la manera en que nos estamos aproximando a cada uno de estos subindicadores. Este de evaluación del Foro Económico Mundial, lo que nos dice cómo quedaría México después de esta reforma. Y esto es con la reforma laboral que tendríamos.

Como ustedes pueden ver, pasaríamos del lugar número 115. Todos estos indicadores vean cómo se va moviendo y lograríamos, por lo menos, el lugar número 94.

Es decir, es un avance no tan espectacular como el que quisiéramos ver, pero ciertamente sí en el sentido correcto.

En algunos nos preocupa mucho, sobre todo éste de la participación de la mujer, que no obstante estos foros que se están haciendo, siguen diciendo mantienen un muy bajo nivel de participación, aún con estas reformas.

Yo creo que la manera en que lo va a cambiar esta percepción del Foro Económico Mundial, será cuando vean que aumenta la participación de la mujer realmente en el mercado laboral, porque eso significará que se acabaron las prácticas discriminatorias.

Y estamos calculando que México avanzaría tres posiciones en el Índice Global de Competitividad con esta reforma laboral.

En conclusión: estamos convencidos en el gobierno de la República, en la Secretaría del Trabajo, de que hay ciertas cosas, ciertas decisiones, ciertos acuerdos, ciertas reformas que México reclama y que son para el país, y que no son ni el premio, ni la medalla, ni el trofeo de ningún partido político, del gobierno en turno y mucho menos de un funcionario público, son absolutamente reformas necesarias, imprescindibles, urgentes que debemos agotar.

Lo he dicho muchas veces, así como ponía yo a que reflexionáramos por un momento en 1970, pues tenías un Presidente de la República del mismo partido político de todos los gobiernos estatales, donde tenía la absoluta mayoría en las dos cámaras del Congreso, y mantenía los congresos locales también a tu servicio. Es decir, el sistema político era monolítico, vertical.

Bastaba la sola voluntad del Presidente de la República para que las cosas ocurrieran, a veces para bien, a veces para mal.

Hoy en el sistema que tenemos de pesos y contrapesos, de una división real de poderes, de la existencia de órganos autónomos, con alternancia y normalidad democrática, donde tenemos gobiernos estatales del PRI, del PAN, del PRD; donde tenemos las dos cámaras del Congreso de la Unión diversificadas también. Lo que les puedo decir, y lo vimos el año pasado, se nos cae la plataforma de producción petrolera: se nos caen los ingresos.

Entonces, primero, el Presidente no tiene como antaño todos los recursos fiscales necesarios como para poder realmente realizar las obras y llevar a cabo los servicios que necesita el país.

Antes esos recursos eran abundantes, y si no había siempre la palanca del endeudamiento y si no había la maquinita de hacer billetes, aunque después viniera la inflación, aunque después vinieran las deudas y que pague el de atrás.

Hoy no existe eso. Hoy el Presidente también está acotado en sus facultades constitucionales y legales para tomar decisiones, y hoy también el Presidente, junto con su partido político, no le alcanza para tomar estas decisiones y sacar adelante estas reformas con su propio impulso y con los votos que tenemos en el Partido Acción Nacional en la Cámara de Diputados y en la Cámara de Senadores. No nos alcanza.

Por eso se necesita la participación muy responsable de otros actores y de otras fuerzas políticas. Y entiendo muy bien, la verdad es que estamos pasando por un año de una coyuntura político-electoral muy significativa, pero ya va siendo hora, porque si ese es el tema cada año tenemos elecciones, y cada vez son más importantes y son relevantes.

Y entonces todos nos distraemos, como si para eso nos pagaran. Cuando la obligación, sobre todo, en un régimen democrático, una república representativa, como lo dice nuestra Constitución, es para que los representantes populares hablen en nombre y por cuenta de la gente, y se pongan de acuerdo en las cosas que necesita la gente.

Y esa es, de veras, nuestra vocación de dialogar todo lo que necesitemos y todo lo que podamos por sacar adelante esta reforma.

Yo sí les digo una cosa, esta puede ser la última llamada para la reforma laboral, porque si no la pasamos en estos dos periodos de sesiones se ve casi imposible.

Y entonces estaremos condenados a seguir administrando la inercia y la mediocridad. Que conste que lo estamos advirtiendo a muy buena hora.

No se vale, no nos basta con lo que tenemos, pero mientras no tengamos esa reforma laboral lo que sí les puedo garantizar, que esta Secretaría a mi cargo va a seguir aplicando la ley con todo rigor y sin titubeos, con absoluta firmeza, y encontrándole hasta el último de los resquicios para que las cosas ocurran y ocurran para bien, y para evitar los abusos y los chantajes a los que en muchas ocasiones nos vemos expuestos, precisamente por quienes se aprovechan de las lagunas, de las insuficiencias, de las contradicciones y de las deficiencias de la ley.

Que ya sabemos hoy por hoy quienes actúan de buena fe y ejercen sus derechos individuales y colectivos como Dios manda; pero que también ya sabemos quiénes aprovechan esas insuficiencias para tratar, para tratar de salirse con la suya, que no lo van a lograr.

Finalmente, yo les digo: estamos absolutamente convencidos, son tiempos de definición y es hora que unos y otros, incluida esta Confederación de Cámaras, el gobierno, los partidos políticos, los legisladores, los medios de comunicación nos ubiquemos de qué lado queremos jugar como generación, del lado del sí o del lado del no. y de nuestra parte pueden estar ustedes convencidos de que nosotros estamos por el sí.

Por su atención muchísimas gracias.


Última modificación: Viernes, 12 Marzo, 2010 7:00 PM por WebMaster .