
Con la oportunidad que me brindan de compartir
algunos conceptos, algunas reflexiones, algunas vivencias, bueno,
pues un buen líder tiene que empezar por ser conocedor y
sabedor de su tiempo, y aquí ya estamos retrasados, así
que voy a tratar de ser mucho más breve de lo que tenía
pensado en un primer momento.
Miren, hace poco más de diez años
líderes del futuro tuvo no sé, la apuesta, la ocurrencia,
la osadía, de ponerme en ese cuadro. Más allá
del ego que representa salir en la portada de una revista, lo que
para mi marcó ese momento, era el gran sentido de responsabilidad,
cuando se apuesta a futuro por un proyecto, por una persona, por
una tarea, implica un gran sentido de responsabilidad para quien
ostenta esa distinción, entonces, miren, al momento de hacer
una serie de conceptos, que yo mismo preparé, para compartir
con ustedes, lo primero que nos debe importar es que un liderazgo,
un líder, necesita de una causa, siempre tiene que ser un
liderazgo con causa, y esa causa, esa causa debe de ser común,
debe de ser creíble, debe estar por encima de causas particulares
o de pequeños puntos.
Pienso que un líder debe tener entre otras
características, el haber acumulado toneladas de credibilidad
para aquellos a los que se dirige, para aquellos a los que les habla
y ciertamente es preparación, ciertamente es trayectoria,
ciertamente es imagen, todo eso vale. Pero también una cosa
que puede ser fundamental en todo lo que pasa, en el ámbito
que ustedes quieren, la honestidad, y conste que no estoy hablando
de la honradez, esa la doy por sentada, de no tomar lo que no es
tuyo, yo hablo de la honestidad en la congruencia entre el pensar,
el decir, y el hacer, todo eso que llamo la ética y la calidad
moral para poder emprender un liderazgo, la verdad es que creo que
los líderes en la política, en las artes, en la sociedad,
en el deporte, no se improvisan, se dan y se dan, déjenme
decirlo con esta expresión que se utiliza mucho, sobre todo
en las artes, se dan sí por minutos de inspiración
pero por muchas horas de transpiración; esto significa, no
basta la genialidad de alguien para poder ser mas productivo
Es mucho el trabajo que debe haber detrás
para poder comunicar, para poder proyectar, para poder predicar
con el ejemplo, para poder hacer cosas realmente trascendentes para
la comunidad, para el grupo al que pretende servir. Creo que un
líder, un buen líder, se requiere, como hace rato
decíamos, fuerza sí, energía, desde luego,
imaginación, pero también equipo, también valores
que preservar y una munición constante y honesta de los resultados
que se están alcanzando.

Creo también que un liderazgo debe, honestamente,
abandonar la soberbia, ser consciente y sabedor de que tiene una
posición jerárquica relevante sí, pero que
debe eso mismo, hacerlo cercano a la gente y con los pies en la
tierra. Finalmente, todo debe partir de ese principio de que todo
es relativo y de que esto es temporal, y que estamos marcados por
tiempo, por espacio, por condición humana y por contexto
y algunas cosas, como decía Ramiro, las podemos planear,
otras tantas nos llegan de afuera. De ahí que yo creo, firmemente,
que el liderazgo no debe ser solamente como un privilegio, claro
que es un privilegio servir desde la fuerza pública, claro
que es un privilegio ser parte de un gobierno, ser secretario de
estado que es la máxima, digamos, el máximo nivel
que he alcanzado en mi trayectoria profesional y política,
pero más que ese privilegio es un maleficio de responsabilidad,
vuelvo al tema fundamental, ser líder es asumir la responsabilidad
de lo que se está cumpliendo en tus manos, en tu trayectoria,
en tu talento, en tu inventiva, en tu capacidad de accionar y de
reaccionar, y eso es lo que a mi me caracteriza.
Soy también un convencido de que en un país
con tantas desigualdades como el nuestro, quienes hemos recibido
más por razón de nuestra familia, por la providencia,
de nuestro esfuerzo personal, por la razón que sea, pero
si somos uno o unos de los muchos privilegiados que hay en este
país, y que tenemos características, capacidad y plataforma
de liderazgo, precisamente por eso tenemos una responsabilidad todavía
más sencilla, una responsabilidad de tratar de compartir
con otros lo que tenemos, de enseñarle a otros lo que sabemos,
de hacer con otros aquello en lo que creemos, de ser sencillos y
tolerantes, y que entender que esas diferencias muchas de las veces
son ajenas totalmente a la voluntad de las personas, cuántas
personas no conocemos que tienen gran talento, gran capacidad, gran
credibilidad, grandes ganas de hacer cosas y, que sin embargo, no
tuvieron las mismas oportunidades que nosotros, cierto es que si
con alguien te ponen a competir a correr, que corra el que lo pueda
hacer más rápido, con sus propias fuerzas y energías,
pero francamente seamos honestos, no tenemos aún esa igualdad
de oportunidades para que todos podamos sentirnos también
en esa igualdad de privilegios para poder emprender liderazgos.
Fíjense que hace un momento, hace un momento
decía Daniel algo de su propia experiencia, y yo creo que
lo único que voy a compartir con ustedes es un par de detalles
que nos pueden hacer ver que en este país cuando se quiere
se puede.
Yo vengo de la ciudad de Puebla, yo no nací
aquí en el Distrito Federal, de una familia disfuncional,
desde muy chavo no tuve papá, fui formado por mi mamá,
mi mamá murió hace 28 años y vine a esta Ciudad
de México, un año antes estuve en Estados Unidos,
ahí estudiaba, trabajaba, en fin, y ese fue mi primer parteaguas,
para hacerme responsable de mis cosas.
Pero segundo, a la muerte de mi madre, en el año
de 1982, yo estudiaba aquí en la Libre de Derecho y en el
Conservatorio Nacional de Música, y créanme que ahí
sí no había nadie, nadie, ni abuelos, ni tíos,
ni primos, y mis hermanos estaban en sus rollos, en sus propias
cosas, que me exigiera triunfos, que me exigiera resultados, que
me pidiera que estudiara, que pasara los exámenes, que cumpliera
con horarios, y ahí es cuando uno auténticamente se
vuelve responsable de su propio destino, cuando no hay nadie más
que te tiene que estar exigiendo, y eso me parece a veces algo fundamental,
porque gracias a esa conciencia, que los únicos límites,
que las únicas energías que servían en ese
momento eran las que yo puse y estaba teniendo, verdad, para ser
alguien en la vida.

No tenía por qué estudiar las dos
cosas, pero tenía ganas de hacerlo, y hoy estoy absolutamente
convencido del gran valor de haber estudiado Derecho porque te da
el orden, la disciplina, la enseñanza, la formación
y te da una gran cercanía con valores fundamentales como
el ejercicio con honestidad.
Pero también la música, la música
te da ese calor como las bellas artes te hacen mucho más
humano, mucho más sensible, sobre todo en la música,
la más abstracta de todas las artes te permite comunicar
en un lenguaje que no es unido y que afortunadamente cada quien
puede interpretar a su manera esa combinación, esa congruencia
de valores, disciplinas y de enseñanzas, son las que hoy
me permiten a mi, aquí está mi esposa conmigo, tener
una familia articulada, no la tuve, ya la tengo, cuatro hijos a
los que les puedo hablar directamente, de frente, acompañarlos,
darles ejemplo, quererlos, regañarlos, en fin, con mucha
cercanía, se me permite darle un valor al deporte, a la música,
a la literatura y desde luego al trabajo, pero qué sería
de un político, de un servidor público sólo
pensando en el trabajo, yo si soy un político profesional
y de tiempo completo, sí, mientras estoy dedicado a ello,
pero me parece que un líder debe tener esta integralidad
de valores, de actividades, de funciones, de gustos, de advertencias
y de un gran realismo de que todo esto pasa y pasa muy rápido.
La segunda experiencia personal que quiero compartir
es la misma que decía Ramiro, hace tres años estaba
diciendo Roy Campos en una entrevista en esta mesa con Joaquín
López-Dóriga, estaba planteando cómo eran hace
tres años las encuestas, las encuestas a la Presidencia,
cuántos puntos tenía entonces Felipe Calderón,
y cómo fue hace seis años, que un grupo de nuestra
generación, tomó la decisión de ir a librar
esa batalla, convencidos, como dice Daniel, de corazón, por
convicción de que se podía, y este país somos
buenos en serio, que cuando se forman en torno de un liderazgo fuerte,
honesto, trabajador, disciplinado, convencido, con equipo, con ganas,
con energía y con valentía, las cosas se pueden hacer,
y se pueden hacer para bien.
Y es un gran orgullo pertenecer a esta generación
a la que los líderes del futuro apostaron en el 99, en esa
publicación y que hoy en esa sola, en esa sola edición
están Felipe Calderón, Fernando Gómez Mont
y Javier Lozano, su servidor, y es un gran orgullo saber que se
puede, saber que se puede, pero siempre haciéndolo con un
gran corazón.
Quiero terminar con un par de comentarios, miren,
me parece que en el servicio público y en la política
la mejor grilla, son los resultados, y los resultados a partir del
trabajo, de la disciplina, de la congruencia y de la honestidad.
Sí, estudiar muy duro, insisto, no basta con inspiración
es la transpiración, y es hacerlo precisamente con este orden
con esta disciplina.
Segundo, que el liderazgo implica algo que es fundamental,
saber tomar decisiones, la enorme trascendencia de la toma de decisiones
y una vez que se toman las decisiones saber asumir los costos, en
este contexto de la extinción de Luz y Fuerza del Centro,
sabíamos que esa decisión por si misma grave, implicaba
y desataba una serie de consecuencias y de costos que había
que pagar, en la economía, en lo político, en lo social,
en lo laboral y, desde luego, en lo personal, y todos esos costos
por caros que parezcan son muy pequeños en comparación
con la enorme contribución que se puede hacer al país
cuando se toman decisiones precisamente en el sentido, en el sentido
correcto.
Hablar ante líderes como ustedes, que es
una comunidad padrísima, por su trabajo, por su condición,
por sus características, por su cultura, por la innovación
que ya caracteriza a todos ustedes, a esta comunidad es todo un
reto.
Ustedes y nosotros, de alguna manera tenemos esta
gran misión de sacar a nuestro país adelante, con
la innovación, con el trabajo, con la disciplina, con tesón
y con un profundo amor por lo que hacemos, un profundo amor a México,
a nuestras familias, a los demás, a nuestra comunidad, al
medio ambiente.
Quiero decirles que somos quizás pocos los
privilegiados de tener liderazgo en este país, pero ciertamente
y me pongo por delante en esa fila, tenemos que ser tercos, absolutamente
tercos hasta alcanzar los fines que nos proponemos.
Por su atención muchísimas gracias
y muy buenas noches.
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