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Discurso
Palabras del Secretario del Trabajo y Previsión Social, Javier Lozano Alarcón. Ginebra Suiza.

Buenos días a todos:

El informe del Director General de la Organización Internacional del Trabajo nos ha fijado un verdadero punto de referencia. Para todos es claro que el mundo cambió dramáticamente después del 2009 y que las consecuencias en el mercado laboral fueron drásticas.

Hoy, más que nunca, la generación de empleo debe y puede ser una meta nacional en cada uno de nuestros países. Debe ser un valor colectivo supremo. Es la expresión más humana de toda política económica. La creación de fuentes de empleo, en la economía formal, tiene que ser un objetivo del Estado en su conjunto y no sólo de los gobiernos.

El año pasado mostró la crudeza de un sistema global que, por igual, beneficia y contagia. Muchos de nuestros países fuimos ajenos a las causas de la crisis económica internacional y, sin embargo, pagamos caro las consecuencias de las mismas.

En México, además de la crisis financiera global, sufrimos el embate de la aparición del nuevo virus A/H1-N1; de la caída en la producción y en los precios internacionales de petróleo; de una de las mayores sequías en la historia moderna del país, además de tener que enfrentar el desafío de la delincuencia organizada, un cáncer largamente despreciado.

Con todo, más temprano de lo pronosticado por muchos, hemos comenzado a salir adelante. Retomamos ya el crecimiento económico y la generación de empleo. Y ello ha sido posible por tres factores fundamentales: el primero, asociado al manejo responsable de las finanzas públicas que nos permitió mantenerlas en equilibrio; el segundo, la puesta en marcha de una serie de medidas contracíclicas que sirvieron para paliar los efectos negativos de la crisis; y, el tercero (y no menos importante) un diálogo social maduro y fructífero entre los factores de la producción y con nuestro gobierno.

Así, los resultados están a la vista: en el primer trimestre del año, reportamos un crecimiento en el producto interno bruto del 4.3 por ciento mientras que, tan sólo en lo que va de este año, creamos más de 445 mil empleos directos, netos, con nombre y apellido, en la economía formal, habiendo descontado ya las bajas en el mercado laboral formal. Es éste el mejor indicador para un periodo similar en la historia de nuestro país.

De igual forma, la tasa de desocupación, que al mes de abril reportó un 5.42 por ciento, sigue siendo una de las tres más bajas de entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, la OCDE.

Pero nada de esto es casual. Como bien señala el Director General de la Organización, muchos de los gobiernos de los países que somos parte de la misma, nos hemos visto obligados a adoptar medidas drásticas para seguir generando empleos y atraer inversiones.

Es el caso de México. El año pasado, al tiempo de enfrentar todas las contingencias antes señaladas nos vimos obligados a emprender dos acciones amargas: la extinción de un organismo altamente costoso e ineficiente en la prestación del servicio público de energía eléctrica (Luz y Fuerza del Centro), y el establecimiento de nuevas contribuciones para la sociedad. En ambos casos se actuó con un profundo sentido de responsabilidad y congruencia. Era menester generar ingresos y ahorros para, sin incurrir en un déficit público peligroso o inmanejable, se pudiese hacer frente a un gasto social creciente.

Y como bien dice Juan Somavía, no es posible ni recomendable retirar, de golpe, los apoyos orientados a paliar los efectos negativos de la crisis económica global. Esto es, si bien la recuperación en el crecimiento económico y en el empleo asoma, sería irresponsable ignorar la secuela natural de una crisis como la que vivimos el año pasado y no emprender las acciones preventivas, subsidiarias y correctivas, en nuestros distintos y respectivos ámbitos de jurisdicción, tan necesarias para una conducción responsable y prudencial en el manejo de las finanzas y la economía.

En todo caso, el diálogo social es condición básica para preservar la paz laboral y para emprender medidas de coyuntura y para retomar el camino del crecimiento. En nuestro país no sólo creemos en ello sino que lo ponemos en práctica a diario. Gracias al diálogo social el tripartismo se ha fortalecido en las instituciones de seguridad y previsión social. Es con el diálogo social que, por igual, se profundiza en las tareas propias del trabajo decente como en el terreno de la productividad laboral.

En ese contexto de entendimiento y responsabilidad compartida entre empleadores, trabajadores, sindicatos y grandes centrales obreras que, a pesar de las dificultades económicas señaladas, el año 2009 será recordado por ser el que registró el menor número de huelgas en la historia moderna de México. Los emplazamientos y revisiones, tanto contractuales como salariales, se dieron en un marco de respeto y conciencia entre verdaderos aliados.

Y para toda regla, hay excepción. En días pasados fue superado un largo paro de labores que afectaba a la principal y emblemática mina de cobre en nuestro país, Cananea. Ese paro obedeció a motivos que iban más allá de lo estrictamente laboral. Afortunadamente, tal episodio ha quedado atrás pues se han agotado las instancias legales y se han anunciado inversiones multimillonarias para la próxima rehabilitación y operación de la mina.

En éste caso como en el relativo a la extinción de Luz y Fuerza del Centro, por complejos y trascendentes que hayan sido, el gobierno mexicano ha actuado con estricto apego a la ley y con pleno respeto a los derechos de los trabajadores.

Señoras y señores:

En consonancia con el informe del Director Somavía, el gobierno del Presidente Felipe Calderón busca darle mayor competitividad a nuestra economía para, así, incentivar la llegada de más inversiones y la creación de muchas más fuentes de empleo. Creemos también la productividad laboral como la base para generar más riqueza y mejorar el ingreso de los trabajadores. Y nos empeñamos a diario por alcanzar condiciones óptimas para el trabajo decente.
De ahí que, para alcanzar estos objetivos y facilitar el acceso al mercado laboral y hacerlo más eficiente, en el marco del diálogo social y con pleno respeto a los derechos fundamentales de los trabajadores, tanto individuales como colectivos, nos hemos propuesto reformar la legislación laboral de nuestro país.
En todo caso, México honrará y hará respetar siempre los convenios, criterios y recomendaciones de la Organización Internacional del Trabajo.

Muchas gracias.


Última modificación: Lunes, 14 Junio, 2010 11:35 AM por WebMaster .