Señor
Presidente de la República, Maestro Felipe Calderón
Hinojosa; señores representantes del movimiento obrero, encabezados
por don Joaquín Gamboa Pascoe, Presidente del Congreso del
Trabajo y Secretario General de la CTM.
Señores representantes de los empleadores
del país, encabezados por el Presidente del Consejo Coordinador
Empresarial, don Armando Paredes Arroyo; Senador Carlos Aceves del
Olmo, Diputado Tomás del Toro, presidentes, respectivamente,
de las Comisiones del Trabajo y Previsión Social de ambas
Cámaras Legislativas en el Congreso de la Unión.
Integrantes del presídium, señoras y señores:
Muy buenas tardes a todos.
Desde el inicio de esta Administración recibí la instrucción
del Presidente de la República de renovar y procurar el diálogo
social, como una herramienta para la transformación del sector
laboral del país.
Un diálogo social abierto, respetuoso y
equilibrado, pero también eficiente; es decir, un ejercicio
de interlocución seria y con resultados concretos.
La reunión de hoy, precisamente, es fruto
de ese diálogo social. Los sectores productivos han honrado
la palabra empeñada el pasado 7 de enero al suscribir el
Acuerdo Nacional en favor de la Economía Familiar y el Empleo,
y es, en efecto, el que este día se formaliza el Acuerdo
Nacional para la Productividad Laboral, cuyo objetivo es que el
movimiento obrero organizado, el sector empresarial y el Gobierno
Federal promovamos la adopción de políticas y herramientas
para incrementar la productividad en los centros de trabajo, y así
distribuir equitativamente sus beneficios.
Nos hemos trazado fines ambiciosos. El Acuerdo
coloca a la productividad laboral como una prioridad compartida,
toda vez que contribuye para la competitividad de nuestra economía,
permite la viabilidad sustentable de la empresa y la generación
de riqueza, favorece la preservación de empleos, y también
mejora el ingreso de los trabajadores.
Y es que, si bien existen notables experiencias
en diferentes ramas e instituciones, que han apostado por el camino
de la productividad laboral, no teníamos hasta este momento
un instrumento, con un esfuerzo conjunto, homogéneo, integral
y de largo alcance, como el que nos reúne en esta ocasión.
Entre los esfuerzos concretos y aislados, realizados
hasta la fecha, destaco y reconozco algunos. Y agradezco, por cierto,
la presencia de quienes lo hicieron posible, es el caso del INFONAVIT,
del Instituto Mexicano del Seguro Social, de la Comisión
Federal de Electricidad, del sector azucarero, del sector textil,
de Teléfonos de México, de la industria química
y petroquímica, entre otros.
Todos ellos han dado un paso adelante en sus respectivos
contratos colectivos de trabajo, en sus contratos ley, en acuerdos
paralelos en pro de la productividad y la viabilidad financiera
en sus centros de trabajo.
Pero hoy, amigas y amigos, hoy vamos más
allá. Con la firma del Acuerdo Nacional para la Productividad
Laboral inauguramos una nueva etapa de concertación integral
para toda rama y sector de la economía, con
instrumentos efectivos y también medibles.
Por qué lo digo.
Porque este Acuerdo, primero, introduce una definición
de la productividad laboral formulada por consenso, así como
un decálogo con los principios a seguir y en los que se sustenta
el Acuerdo Nacional.
Segundo. Cuenta con una red nacional tripartita,
que es una réplica en cada estado de la República
Mexicana de este ejercicio de diálogo social, que tenemos
a nivel Federal.
Tercero. Nos llevó a la transformación
dentro de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social,
de la hoy Subsecretaría de Empleo y Productividad Laboral
y a la creación de una nueva Dirección General de
Productividad Laboral con clara vocación en la materia, y
siempre, y que conste, siempre mediante movimientos compensados
y sin necesidad de recursos presupuestales adicionales.
Cuarto. Gracias a la participación del INEGI,
se ofrecerá información estadística en materia
de productividad, que estará disponible a cualquier interesado
por Internet, en forma gratuita y con una actualización inusual
de más de 240 mil registros.
Quinto. Se pone en operación un número
telefónico al que se podrá llamar desde cualquier
punto de la República Mexicana sin costo alguno, para facilitar
la navegación al nuevo Portal de la Productividad; mismo
que cuenta con metodologías, experiencias internacionales
y, de manera muy destacada y muy útil, cuenta con el acceso
a una calculadora que permite elaborar a cada quien su propio diagnóstico
y así saber cómo anda en
cuanto a productividad se refiere.
Para qué.
Para compararse con otros, consigo mismo, con su
propia rama o sector de la economía y también con
lo que pasa con el resto del mundo.
Y sexto. Finalmente, pone en marcha o se pone en
marcha el Programa de Apoyo para la Productividad, el cual, a través
de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, destina
recursos a las empresas, para que a través de una consultoría
especializada incrementen su productividad, pero sin recortar las
fuentes de trabajo.
Expreso mi sincero reconocimiento a los firmantes
por su convicción para consolidar este pacto e invito también
a todas las empresas y sindicatos del país a adherirse a
los términos de este Acuerdo Nacional, y aprecio mucho también
la participación que otros organismos, aquí representados,
tuvieron para formalizar este Acuerdo, así como de quienes
forman parte del grupo permanente de trabajo de este Acuerdo Nacional.
Señor Presidente; señoras y señores:
Hoy vemos que el diálogo social no sólo
hace posible el equilibrio entre los factores de la producción
y el invaluable valor de la paz laboral; sino que nos ofrece novedosas
herramientas para el bienestar colectivo. Cierto es que pasamos
por momentos económicos difíciles, pero que son, también,
como usted lo ha mencionado, señor Presidente, temporales
y superables.
Soy consciente de que México necesita de
más y mejores empleos y en eso estamos empeñados.
Pero la única manera segura y eficiente
de que la economía crezca, de generar riqueza y mejorar el
ingreso de los trabajadores en forma sostenida es mediante la productividad,
no sólo para después de la crisis, sino, incluso,
para salir fortalecidos de la misma.
Al final del camino este cúmulo de esfuerzos,
tendientes a construir una auténtica cultura laboral en México
tiene un solo objetivo: que todos podamos vivir mejor.
Por su atención, muchas gracias. |