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COMISIÓN DE LA CONDICIÓN JURÍDICA Y SOCIAL
DE LA MUJER
Lic. Patricia Espinosa Torres
En México, a pesar de los avances logrados,
reducir los niveles de pobreza y exclusión social que tienen
lugar en el ámbito laboral, se presenta como uno de los mayores
desafíos. El mercado de trabajo cumple un papel importante
en la reproducción de la desigualdad y la exclusión
social, y también puede contribuir en la construcción
de sociedades más equitativas.
El ingreso masivo y acelerado de las mujeres a
la actividad económica, ha trastocado todos los ámbitos
de la sociedad. Sin embargo, no ha sido comprendido de manera integral
como un fenómeno con impacto nacional en lo social, cultural
y económico, que afecta las relaciones familiares de mujeres
y hombres.
La inclusión laboral de las mujeres ha sido
parcial por la falta de equilibrio en las responsabilidades familiares.
Las políticas para la igualdad laboral se han enfocado en
el incremento de la participación de las mujeres en la esfera
pública, en flexibilizar horarios y prestaciones para las
madres trabajadoras, sin considerar el compromiso efectivo de los
hombres en el ámbito privado.
Estas políticas limitan la contribución
económica de las mujeres, al reproducir la división
sexual del trabajo y perpetuar la carga en las responsabilidades
familiares; lo que afecta la igualdad de oportunidades en el empleo,
el equilibrio social, el entorno familiar, la productividad empresarial
y la calidad de vida.
De ahí, la urgencia de promover acciones
integrales que permitan conciliar las esferas pública y privada;
fomentar una cultura laboral más equitativa y humana, congruente
con las necesidades y responsabilidades familiares de trabajadores.
En México, la participación económica
femenina se duplicó en 40 años, de 17 a 38%. La brecha
actual entre la fuerza laboral femenina y masculina es de 25%, y
la percepción salarial promedio es casi 10% inferior por
hora que la recibida por los hombres en un trabajo de igual valor.
Según el Índice Global de Competitividad,
México ocupa el lugar 115 de 134 países respecto a
la participación femenina en la fuerza laboral, constituyendo
uno de los principales rezagos en términos de eficiencia
del mercado laboral para mejorar la competitividad del país
.
Variables como el estado civil, el número
de hijos y el tiempo dedicado al trabajo doméstico y al cuidado
familiar, generan conflictos para conciliar la vida familiar y laboral,
porque limitan a las mujeres tanto en su acceso como en su movilidad
y permanencia en el empleo. Sin embargo, para los hombres estas
variables se constituyen como “sinónimo de estabilidad
y responsabilidad”.
Aproximadamente, tres de cada diez mujeres tienen
empleos informales que no cumplen con la normatividad laboral en
términos de contratos, impuestos y previsión social,
lo que limita aún más sus posibilidades de conciliar
su vida familiar y laboral.
Para contrarrestar la desigualdad de género,
el Estado mexicano ha fortalecido el marco legal y el institucional,
con el fin de erradicar la discriminación y la exclusión
que afectan, principalmente a las mujeres y a grupos sociales específicos,
con nuevas leyes como La Ley Federal para Prevenir y Eliminar
la Discriminación, la Ley General de Acceso de las Mujeres
a una Vida Libre de Violencia y la Ley General para la Igualdad
entre Mujeres y Hombres.
Por su parte, la Ley Federal del Trabajo señala,
entre otros aspectos, que todas las mujeres disfrutan de los mismos
derechos y obligaciones que los hombres trabajadores; protege las
condiciones de trabajo de las mujeres embarazadas; establece la
licencia de maternidad y permisos de lactancia; la prestación
de guarderías infantiles, así como sanciones por incumplimiento
de la ley.
Sin embargo, todavía falta adecuar el marco
laboral a las necesidades actuales de las madres y padres trabajadores.
Por ello, los legisladores han presentado diversas iniciativas en
materia de conciliación vida-trabajo, en las cuales se destaca:
• Incorporar el principio de no discriminación
con las sanciones correspondientes.
• Prohibir el examen de no embarazo como requisito de ingreso.
• Establecer licencias para madres y padres trabajadores por
adopción y otras causas.
• Prohibir el acoso laboral por maternidad, cambio de estado
civil o tener bajo cuidado a familiares dependientes.
• Incrementar las sanciones a quienes incumplan la normatividad
que regula la protección de las responsabilidades familiares
de trabajadoras.
• Sancionar de manera económica al patrón que
incurra en actos de hostigamiento sexual en contra de sus trabajadoras.
El Gobierno de México, durante los últimos
diez años, ha institucionalizado su compromiso con la igualdad
de género a través de la creación de organismos,
el impulso de políticas públicas de impacto y una
mayor asignación del gasto social. Por ello, el Presidente
Felipe Calderón ha dispuesto, en el marco del desarrollo
humano sustentable, estrategias orientadas a generar políticas
de igualdad de oportunidades y de acción positiva, como:
• El Programa Nacional para la Igualdad
entre Mujeres y Hombres, que busca impulsar la igualdad en
la remuneración y en las condiciones de trabajo; reducir
la brecha ocupacional y en puestos de mando por razones de sexo;
crear incentivos que incrementen la participación de las
mujeres en la economía; y promover prácticas de conciliación
vida - trabajo.
• El Programa Oportunidades, promueve
la equidad de género y medidas compensatorias para que las
mujeres tomen mejores decisiones a lo largo de su vida. Las beneficiarias
reciben apoyos económicos para alimentación y proyectos
productivos; becas educativas mayores que los hombres; y capacitación
sobre nutrición y salud reproductiva. El Programa Oportunidades
atiende a casi 20% de las 5 millones de familias del país.
El monto promedio mensual de transferencia por familia es de 65
dólares.
• El Programa de Guarderías y
Estancias Infantiles para Madres Trabajadoras, brinda a los
padres solos y a las madres trabajadoras con menores ingresos, un
espacio seguro para el cuidado de sus hijos con un monto mensual
de 70 dólares por niño de 1 a 4 años. Asimismo,
genera ingresos, empleo y otorga capacitación a las mujeres
que abren una estancia infantil; y facilita a madres y padres la
búsqueda y colocación en un empleo.
El Gobierno Mexicano, a través de la Secretaría
del Trabajo y Previsión Social, promueve la Política
para la Igualdad Laboral, con el objetivo de impulsar la igualdad
de oportunidades y el respeto de los derechos laborales entre mujeres
y hombres, al tiempo de evitar la discriminación de la población
que requiere atención especial para su inclusión laboral.
Entre las acciones de esta Política
destacan los modelos de inclusión e igualdad laboral que
las empresas e instituciones públicas incorporan en sus procesos
y relaciones laborales, y por los cuales el Gobierno Mexicano les
otorga un reconocimiento, como:
• El Distintivo Empresa Incluyente “Gilberto
Rincón Gallardo” sensibiliza e impulsa la participación
de las empresas en la generación de oportunidades de empleo
para las personas con discapacidad, adultas mayores y que viven
con VIH/Sida. Con este distintivo han sido reconocidas más
de 400 empresas de todo el país, en beneficio de casi 5000
trabajadores.
• El Distintivo Empresa Familiarmente
Responsable promueve acciones que favorecen la conciliación
vida–trabajo, la equidad de género, y el combate a
la violencia y discriminación laborales. Con este reconocimiento,
se ha distinguido a 125 empresas, en beneficio de 140 mil empleados.
• También el Modelo de Equidad
de Género reconoce las prácticas de corresponsabilidad
familia-trabajo, equidad de género y combate a la violencia
laboral y el hostigamiento sexual. El INMUJERES ha otorgado el Distintivo
a 177 organizaciones y empresas.
Como mejores prácticas de conciliación
vida-trabajo por parte de las empresas que han recibido estos Distintivos,
resaltan entre otras:
• Permisos a padres por paternidad, cuidado de los hijos.
• Horarios flexibles o especiales.
• Beneficios por matrimonio o adopción.
• Equidad en guarderías para padres.
• Respeto a la jornada de trabajo y al tiempo de vida personal
y familiar.
• Convenios con guarderías y escuelas cercanas a los
centros de trabajo.
• Servicios especiales para atender actividades domésticas.
• Actividades recreativas familiares.
• Difusión de prestaciones por paternidad y maternidad.
Con la experiencia de estos modelos de gestión,
la Secretaría del Trabajo creó la Norma Mexicana
para la Igualdad Laboral entre Mujeres y Hombres, instrumento
jurídico único en su género en América
Latina, que certifica a empresas e instituciones públicas
por establecer reglas y prácticas de:
• Igualdad y no discriminación en sus documentos básicos;
en reclutamiento, selección y promoción del personal;
y por salarios, y compensaciones por trabajo de igual valor.
• Cobertura de previsión social, formación y
capacitación.
• Conciliación entre vida personal, familiar y laboral.
• Buen clima laboral, libre de violencia y discriminación
laborales.
• Espacios y mobiliario adecuados para personas con discapacidad
y mujeres embarazadas.
• Libertad de asociación y autonomía sindical.
La Norma constituye un medio significativo
para transitar de una igualdad en los derechos a una igualdad en
los hechos.
Alcanzar la inclusión laboral en igualdad
de oportunidades y de trato requiere, en el corto plazo, de políticas
públicas dirigidas a resolver disparidades; y en el largo
plazo, conseguir un efectivo cambio cultural que derive en una sociedad
democrática con responsabilidades equitativas para mujeres
y hombres, en las esferas pública y privada.
La coyuntura de los mercados financieros internacionales
que han deteriorado significativamente las perspectivas del crecimiento
económico global, nos demanda hoy atender las condiciones
de las mujeres.
A diferencia de lo que ocurría hace una
década, México cuenta con bases económicas
sólidas y un entorno social y político favorable,
para convertir la adversidad económica en oportunidades de
desarrollo para las mujeres, al reconocer su contribución
a la economía desde el trabajo reproductivo y productivo.
Avanzar en los retos que enfrenta el país,
implica:
• Consolidar la tranversalización de la perspectiva
de género y de derechos humanos en la función pública.
• Concretar la reforma laboral sobre responsabilidades familiares.
• Fortalecer los contenidos de los programas educativos, culturales
y de comunicación masiva para erradicar los estereotipos
de género.
• Promover el trabajo tripartito y la suma de esfuerzos en
favor de la igualdad entre mujeres y hombres.
• Disminuir las brechas salariales y de participación
económica entre mujeres y hombres para su independencia económica
y empoderamiento.
• Proveer los bienes y servicios públicos que posibilitan
la inclusión plena de mujeres y hombres trabajadores con
responsabilidades familiares.
• Generar condiciones de acceso, promoción y permanencia
en el trabajo.
• Fomentar un ambiente laboral que fomente la colaboración
y el compromiso.
El desarrollo pleno de la democracia sólo
será integral si conseguimos eliminar la discriminación
que ha dado origen a una relación desigual entre mujeres
y hombres en todos los ámbitos sociales, tal como nos comprometimos
todos los países en los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
Sumemos esfuerzos para que la conciliación
entre lo público y lo privado deje de ser un anhelo, para
que la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres deje de
ser un ideal.
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COMISIÓN DE LA CONDICIÓN JURÍDICA Y SOCIAL
DE LA MUJER
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