Discursos / Enero 2008

 

7 de enero


Palabras del Dr. Álvaro Castro Estrada, Subsecretario del Trabajo, Seguridad y Previsión Social de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, en ocasión de la conmemoración de la “Gesta Heroica de los Mártires de Río Blanco de 1907”
 
Lic. Enrique Aguilar Borrego, Presidente del Congreso del Trabajo;

Don Isaías González Cuevas, Secretario General del Comité Ejecutivo Nacional de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC);

Señor Antonio Castelán Guarneros, Secretario General de la CROC en el Estado de Querétaro;

Señoras y señores:

Muy buenas tardes tengan todos ustedes. Con la honrosa representación del señor Secretario del Trabajo y Previsión Social, Lic. Javier Lozano Alarcón, me da mucho gusto poder acompañarles esta tarde, aquí, en la explanada del Congreso del Trabajo.

Reciban de parte del señor Secretario del Trabajo y Previsión Social, un cordial saludo y su sentida felicitación por llevar a cabo esta conmemoración que ahora nos convoca y nos reúne.

Agradecemos la atenta invitación para acudir a este emblemático acto, en el que recordamos a las víctimas de los trágicos hechos de violencia perpetrados en 1907 contra los trabajadores de la fábrica textil de Río Blanco, ubicada en Veracruz.

Como bien lo señalara hace un año el Secretario Lozano Alarcón, en ocasión del primer centenario de los Mártires de Río Blanco, y lo cito:

“…la gesta de Río Blanco fue causa fiel del movimiento revolucionario, y sirvió para cimbrar conciencias y para que nuestro país tomara el rumbo de la justicia social y de la libertad”.
En efecto, esta tragedia que cimbró la conciencia colectiva, la conciencia nacional, la conciencia de los mexicanos de la época, se convirtió, a la postre, en una de las efemérides más significativas para el mundo laboral, para el sindicalismo mexicano y para las buenas relaciones de los factores de la producción en nuestro país.

Hoy, 7 de enero, recordamos la masacre de Río Blanco, pero más aun, traemos a la memoria las causas que suscitaron tan lamentables y tristes sucesos.

Los mexicanos y el mundo, no debemos olvidar las terribles condiciones laborales a las que fueron sometidos los trabajadores en los labores del siglo XX, circunstancias que venían desde tiempo atrás.

- Salarios miserables;
- Mutilación de los mismos;
- Abusos de las tiendas de raya;
- Extenuantes jornadas laborales;
- Represión de las manifestaciones pacíficas;
- Falta de prestaciones económicas, más allá del salario;
- Las mujeres y los niños integraban las filas de la fuerza laboral en situación   todavía de mayor desventaja que los hombres adultos;
- La imposibilidad de declararse legalmente en huelga;

Estos son ejemplos, por mencionar algunos, que dan cuenta de las deplorables desventajas en que se encontraban los trabajadores y sus familias en las postrimerías del gobierno dictador.

En aquel entonces, debemos señalarlo, en las relaciones de las fuerzas económicas, se excluía la intervención del poder público. Se sostenía la no intervención del Estado en las relaciones laborales y los derechos colectivos –como ahora los conocemos– no eran reconocidos.

Con esta fecha, recordamos también la manera cómo fue procesada, históricamente, aquella atrocidad de Río Blanco que causó la muerte de muchas personas.

Las víctimas o mejor dicho, los mártires de Río Blanco marcaron un hito en la historia de nuestra nación.
No olvidemos que gracias a tan noble causa –la defensa de los derechos y libertades de los trabajadores–, la revolución constitucionalista enarboló las cusas de la clase trabajadora tanto de las ciudades como del campo, dando lugar a la aparición paulatina de instituciones en materia del trabajo y del desarrollo social. Sólo me permitiré señalar, enseguida, algunos de estos importantes avances:

- La jornada de 8 horas de trabajo;
- El descanso semanal;
- La prohibición de disminuir los salarios;
- La fijación de los salarios mínimos;
- La reglamentación del trabajo de los menores;
- La seguridad social;
- La participación de los trabajadores en las utilidades de las empresas;
- El asociarse en defensa de los intereses de trabajadores y de empleadores;
- La regulación para dirimir controversias en materia laboral;
- El tripartismo, y
- El derecho de huelga.

Estos principios, entre otros, vinieron a fundar el Derecho del trabajo en México y, en consecuencia, se erigieron importantes instituciones sociales que tutelan los derechos y libertades en favor de la clase trabajadora y de sus familias, bajo el amparo de la Constitución General de la República, la Ley Federal del Trabajo y los demás ordenamientos en materia laboral.

Para el Gobierno de la República, es claro que todo este acervo jurídico y cultural ha ido conformando, con el pasar del tiempo, una nueva concepción del trabajo, al que se tiene como el mejor patrimonio del ser humano y con el cual se dignifica a la persona humana.

Con las labores implícitas al trabajo, se contribuye al bienestar social y al desarrollo del país.

Esto ha sido posible, gracias al esfuerzo de varias generaciones de mexicanos comprometidos con el objetivo de hacer de este gran país, un generador de empleos y un receptor de inversiones que beneficie a más y más trabajadores.
Desde la desgracia de Río Blanco, hemos transitado, no sin dificultades, por un camino de franca evolución que va mejorando las condiciones de vida para amplios sectores de la población.

Antes nos regía una Ley Fundamental que desconocía los derechos sociales, ahora contamos con una Carta Magna vanguardista en el constitucionalismo social.

Tuvimos un gobierno dictador y represor, hoy, gracias a la democracia, los mexicanos nos hemos dado un sistema de gobierno republicano, representativo, democrático y federal que trabaja para hacer posible el proyecto de nación que requiere la sociedad mexicana.

Si bien el poder público fue utilizado en el pasado con fines mezquinos contra diversos sectores, las instituciones públicas del México de hoy, se instituyen para beneficio de la sociedad en su conjunto.

Antes, la represión –desgraciadamente– era el común denominador. Ahora, el diálogo constructivo y la construcción de acuerdos, son el referente principal en la consolidación de la democracia mexicana.

Distinguida audiencia:
Don Enrique Aguilar Borrego, Secretario General del Congreso del Trabajo;
Don Isaías González Cuevas, Secretario General de la CROC;
Señoras y señores:

Estamos a poco más de un año del inicio de la administración del Presidente Felipe Calderón. En estos meses ha imperado –lo podemos decir– un respetuoso diálogo con las principales organizaciones de trabajadores y de patrones.

En este tiempo, en lo personal he sido testigo de un hecho inequívoco: Trabajadores, patrones y autoridades coincidimos en que los nuevos tiempos precisan preservar las fuentes de empleo, lograr la capacitación y apostar por la productividad.

Sabemos que dirigirnos a los integrantes del Congreso del Trabajo, de la CROC y de las organizaciones aquí representadas, es dirigirse a un vasta rama trabajadora, de gran importancia para la economía nacional, puesto que se han esforzado por el desarrollo y la modernización de nuestro país.

Son muchos años de arduo trabajo en los que se han izado los derechos laborales, en el marco de una relación
obrero-patronal cada vez más equitativa y más justa.

Por tanto, es de reconocerse esta amplia trayectoria sindical, basada en el diálogo y la construcción de acuerdos, lo cual ha dejado frutos muy positivos para los trabajadores, para la economía y para el país, debemos subrayarlo.

En este sentido, la política laboral de la presente Administración Federal, tiene por objeto promover el empleo y la paz laboral, a partir del diálogo permanente con los factores de la producción.

Lo que se busca a fin de cuentas, es lograr, con la participación conjunta de los actores involucrados en esta materia, reformar las relaciones laborales para hacerlas más productivas y benéficas, tanto para trabajadores como para productores, como lo propone el Presidente Felipe Calderón.

De acuerdo con las instrucciones presidenciales, bajo el liderazgo y conducción del Lic. Javier Lozano Alarcón, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, ha implementado una gestión firme y transparente, con vocación democrática, basada en el diálogo social, cuyas finalidades son:

Conservar la paz laboral;
Promover el equilibrio entre los sectores laboral y empresarial;
Fortalecer la conciliación;
Tramitar demandas laborales con procedimientos más ágiles, transparentes y expeditos, y
Fortalecer el diálogo en las revisiones contractuales, salariales y conflictos laborales

Para la Administración Federal, es una prioridad promover las inversiones a partir de una economía cada vez más competitiva, que genere más empleos de calidad en la economía formal, que permita construir relaciones laborales basadas en la productividad y en una más equitativa distribución del producto del trabajo.

En suma, como bien lo señala el Plan Nacional de Desarrollo, cuya premisa fundamental es el Desarrollo Humano Sustentable, es menester para bien de los mexicanos, lograr una “Economía competitiva y generadora de empleos”.

La Secretaría del Trabajo y Previsión Social, por tanto, instrumenta una política de permanente diálogo –un diálogo amplio, incluyente y franco– con los factores de la producción.

Hemos podido constatar una y otra vez, en la Secretaría del Trabajo, que el diálogo, la negociación y la conciliación de intereses rinden más que la confrontación, la descalificación y el distanciamiento.

De esta manera, debemos subrayar que con el apoyo decidido de patrones y trabajadores, se ha logrado encontrar soluciones a problemas que parecían insalvables.

Como ha expresado el Presidente Calderón (lo cito textualmente):

“…el propósito del Gobierno es claramente, tener una economía competitiva generadora de empleos y así poder, verdaderamente, poner a México en la ruta del desarrollo humano sustentable”.

Ese es el gran reto que tenemos frente a nosotros. Afortunadamente, en México, contamos con una rica experiencia de buen sindicalismo, donde se privilegia el diálogo constructivo, propositivo y los acuerdos.

La Secretaría del Trabajo y Previsión Social, entiende muy bien su papel como un eficaz enlace entre un sector y otro
–procurando en todo momento, con sus buenos oficios– que ambas partes acerquen sus posiciones en aras de un bien superior, como lo es la paz laboral y el mejoramiento del ambiente de las relaciones laborales.
La Secretaría del Trabajo y Previsión Social, refrenda su firme compromiso con la libertad y la autonomía sindical, cuya tutela jurídica surgió a partir de la sombra de la indignación por lo ocurrido en Río Blanco, en 1907, como aquí se ha señalado.

El mejor homenaje que podemos hacer a la lucha de los mártires de Río Blanco, es mantener vigentes los derechos y libertades de los trabajadores y, con ello, la libertad y la autonomía sindical, pilares de la democracia mexicana que, hoy por hoy, son una realidad en nuestro país.

Eso nos muestra que, efectivamente, en México sí sabemos aprender del pasado y sí sabemos actuar hombro a hombro cuando los intereses de la nación reclaman su lugar.

Finalmente, a los dirigentes y agremiados de las organizaciones aquí presentes, les expreso mi felicitación y mis mejores augurios en este año 2008 que inicia.

Muchas gracias.