Lic.
Enrique Aguilar Borrego, Presidente del Congreso del Trabajo;
Don Isaías González
Cuevas, Secretario General del Comité Ejecutivo Nacional
de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos
(CROC);
Señor Antonio Castelán
Guarneros, Secretario General de la CROC en el Estado de Querétaro;
Señoras y señores:
Muy buenas tardes tengan todos
ustedes. Con la honrosa representación del señor
Secretario del Trabajo y Previsión Social, Lic. Javier
Lozano Alarcón, me da mucho gusto poder acompañarles
esta tarde, aquí, en la explanada del Congreso del Trabajo.
Reciban de parte del señor
Secretario del Trabajo y Previsión Social, un cordial saludo
y su sentida felicitación por llevar a cabo esta conmemoración
que ahora nos convoca y nos reúne.
Agradecemos la atenta invitación
para acudir a este emblemático acto, en el que recordamos
a las víctimas de los trágicos hechos de violencia
perpetrados en 1907 contra los trabajadores de la fábrica
textil de Río Blanco, ubicada en Veracruz.
Como bien lo señalara hace
un año el Secretario Lozano Alarcón, en ocasión
del primer centenario de los Mártires de Río Blanco,
y lo cito:
“…la gesta de Río
Blanco fue causa fiel del movimiento revolucionario, y sirvió
para cimbrar conciencias y para que nuestro país tomara
el rumbo de la justicia social y de la libertad”.
En efecto, esta tragedia que cimbró la conciencia colectiva,
la conciencia nacional, la conciencia de los mexicanos de la época,
se convirtió, a la postre, en una de las efemérides
más significativas para el mundo laboral, para el sindicalismo
mexicano y para las buenas relaciones de los factores de la producción
en nuestro país.
Hoy, 7 de enero, recordamos la
masacre de Río Blanco, pero más aun, traemos a la
memoria las causas que suscitaron tan lamentables y tristes sucesos.
Los mexicanos y el mundo, no debemos
olvidar las terribles condiciones laborales a las que fueron sometidos
los trabajadores en los labores del siglo XX, circunstancias que
venían desde tiempo atrás.
-
Salarios miserables;
- Mutilación de los mismos;
- Abusos de las tiendas de raya;
- Extenuantes jornadas laborales;
- Represión de las manifestaciones pacíficas;
- Falta de prestaciones económicas, más allá
del salario;
- Las mujeres y los niños integraban las filas de la fuerza
laboral en situación todavía de mayor
desventaja que los hombres adultos;
- La imposibilidad de declararse legalmente en huelga;
Estos son ejemplos, por mencionar
algunos, que dan cuenta de las deplorables desventajas en que
se encontraban los trabajadores y sus familias en las postrimerías
del gobierno dictador.
En aquel entonces, debemos señalarlo,
en las relaciones de las fuerzas económicas, se excluía
la intervención del poder público. Se sostenía
la no intervención del Estado en las relaciones laborales
y los derechos colectivos –como ahora los conocemos–
no eran reconocidos.
Con esta fecha, recordamos también
la manera cómo fue procesada, históricamente, aquella
atrocidad de Río Blanco que causó la muerte de muchas
personas.
Las víctimas o mejor dicho,
los mártires de Río Blanco marcaron un hito en la
historia de nuestra nación.
No olvidemos que gracias a tan noble causa –la defensa de
los derechos y libertades de los trabajadores–, la revolución
constitucionalista enarboló las cusas de la clase trabajadora
tanto de las ciudades como del campo, dando lugar a la aparición
paulatina de instituciones en materia del trabajo y del desarrollo
social. Sólo me permitiré señalar, enseguida,
algunos de estos importantes avances:
-
La jornada de 8 horas de trabajo;
- El descanso semanal;
- La prohibición de disminuir los salarios;
- La fijación de los salarios mínimos;
- La reglamentación del trabajo de los menores;
- La seguridad social;
- La participación de los trabajadores en las utilidades
de las empresas;
- El asociarse en defensa de los intereses de trabajadores y de
empleadores;
- La regulación para dirimir controversias en materia laboral;
- El tripartismo, y
- El derecho de huelga.
Estos principios, entre otros,
vinieron a fundar el Derecho del trabajo en México y, en
consecuencia, se erigieron importantes instituciones sociales
que tutelan los derechos y libertades en favor de la clase trabajadora
y de sus familias, bajo el amparo de la Constitución General
de la República, la Ley Federal del Trabajo y los demás
ordenamientos en materia laboral.
Para el Gobierno de la República,
es claro que todo este acervo jurídico y cultural ha ido
conformando, con el pasar del tiempo, una nueva concepción
del trabajo, al que se tiene como el mejor patrimonio del ser
humano y con el cual se dignifica a la persona humana.
Con las labores implícitas
al trabajo, se contribuye al bienestar social y al desarrollo
del país.
Esto ha sido posible, gracias
al esfuerzo de varias generaciones de mexicanos comprometidos
con el objetivo de hacer de este gran país, un generador
de empleos y un receptor de inversiones que beneficie a más
y más trabajadores.
Desde la desgracia de Río Blanco, hemos transitado, no
sin dificultades, por un camino de franca evolución que
va mejorando las condiciones de vida para amplios sectores de
la población.
Antes nos regía una Ley
Fundamental que desconocía los derechos sociales, ahora
contamos con una Carta Magna vanguardista en el constitucionalismo
social.
Tuvimos un gobierno dictador y
represor, hoy, gracias a la democracia, los mexicanos nos hemos
dado un sistema de gobierno republicano, representativo, democrático
y federal que trabaja para hacer posible el proyecto de nación
que requiere la sociedad mexicana.
Si bien el poder público
fue utilizado en el pasado con fines mezquinos contra diversos
sectores, las instituciones públicas del México
de hoy, se instituyen para beneficio de la sociedad en su conjunto.
Antes,
la represión –desgraciadamente– era el común
denominador. Ahora, el diálogo constructivo y la construcción
de acuerdos, son el referente principal en la consolidación
de la democracia mexicana.
Distinguida audiencia:
Don Enrique Aguilar Borrego, Secretario General del Congreso del
Trabajo;
Don Isaías González Cuevas, Secretario General de
la CROC;
Señoras y señores:
Estamos a poco más
de un año del inicio de la administración del Presidente
Felipe Calderón. En estos meses ha imperado –lo podemos
decir– un respetuoso diálogo con las principales
organizaciones de trabajadores y de patrones.
En este tiempo, en
lo personal he sido testigo de un hecho inequívoco: Trabajadores,
patrones y autoridades coincidimos en que los nuevos tiempos precisan
preservar las fuentes de empleo, lograr la capacitación
y apostar por la productividad.
Sabemos que dirigirnos
a los integrantes del Congreso del Trabajo, de la CROC y de las
organizaciones aquí representadas, es dirigirse a un vasta
rama trabajadora, de gran importancia para la economía
nacional, puesto que se han esforzado por el desarrollo y la modernización
de nuestro país.
Son muchos años
de arduo trabajo en los que se han izado los derechos laborales,
en el marco de una relación
obrero-patronal cada vez más equitativa y más justa.
Por tanto, es de reconocerse
esta amplia trayectoria sindical, basada en el diálogo
y la construcción de acuerdos, lo cual ha dejado frutos
muy positivos para los trabajadores, para la economía y
para el país, debemos subrayarlo.
En este sentido, la
política laboral de la presente Administración Federal,
tiene por objeto promover el empleo y la paz laboral, a partir
del diálogo permanente con los factores de la producción.
Lo que se busca a fin
de cuentas, es lograr, con la participación conjunta de
los actores involucrados en esta materia, reformar las relaciones
laborales para hacerlas más productivas y benéficas,
tanto para trabajadores como para productores, como lo propone
el Presidente Felipe Calderón.
De acuerdo con las
instrucciones presidenciales, bajo el liderazgo y conducción
del Lic. Javier Lozano Alarcón, la Secretaría del
Trabajo y Previsión Social, ha implementado una gestión
firme y transparente, con vocación democrática,
basada en el diálogo social, cuyas finalidades son:
Conservar la paz laboral;
Promover el equilibrio entre los sectores laboral y empresarial;
Fortalecer la conciliación;
Tramitar demandas laborales con procedimientos más ágiles,
transparentes y expeditos, y
Fortalecer el diálogo en las revisiones contractuales,
salariales y conflictos laborales
Para la Administración
Federal, es una prioridad promover las inversiones a partir de
una economía cada vez más competitiva, que genere
más empleos de calidad en la economía formal, que
permita construir relaciones laborales basadas en la productividad
y en una más equitativa distribución del producto
del trabajo.
En suma, como bien
lo señala el Plan Nacional de Desarrollo, cuya premisa
fundamental es el Desarrollo Humano Sustentable, es menester para
bien de los mexicanos, lograr una “Economía competitiva
y generadora de empleos”.
La Secretaría
del Trabajo y Previsión Social, por tanto, instrumenta
una política de permanente diálogo –un diálogo
amplio, incluyente y franco– con los factores de la producción.
Hemos podido constatar
una y otra vez, en la Secretaría del Trabajo, que el diálogo,
la negociación y la conciliación de intereses rinden
más que la confrontación, la descalificación
y el distanciamiento.
De esta manera, debemos
subrayar que con el apoyo decidido de patrones y trabajadores,
se ha logrado encontrar soluciones a problemas que parecían
insalvables.
Como ha expresado el
Presidente Calderón (lo cito textualmente):
“…el propósito
del Gobierno es claramente, tener una economía competitiva
generadora de empleos y así poder, verdaderamente, poner
a México en la ruta del desarrollo humano sustentable”.
Ese es el gran reto
que tenemos frente a nosotros. Afortunadamente, en México,
contamos con una rica experiencia de buen sindicalismo, donde
se privilegia el diálogo constructivo, propositivo y los
acuerdos.
La Secretaría
del Trabajo y Previsión Social, entiende muy bien su papel
como un eficaz enlace entre un sector y otro
–procurando en todo momento, con sus buenos oficios–
que ambas partes acerquen sus posiciones en aras de un bien superior,
como lo es la paz laboral y el mejoramiento del ambiente de las
relaciones laborales.
La Secretaría del Trabajo y Previsión Social, refrenda
su firme compromiso con la libertad y la autonomía sindical,
cuya tutela jurídica surgió a partir de la sombra
de la indignación por lo ocurrido en Río Blanco,
en 1907, como aquí se ha señalado.
El mejor homenaje que
podemos hacer a la lucha de los mártires de Río
Blanco, es mantener vigentes los derechos y libertades de los
trabajadores y, con ello, la libertad y la autonomía sindical,
pilares de la democracia mexicana que, hoy por hoy, son una realidad
en nuestro país.
Eso nos muestra que,
efectivamente, en México sí sabemos aprender del
pasado y sí sabemos actuar hombro a hombro cuando los intereses
de la nación reclaman su lugar.
Finalmente, a los dirigentes
y agremiados de las organizaciones aquí presentes, les
expreso mi felicitación y mis mejores augurios en este
año 2008 que inicia.
Muchas
gracias.