Discursos / Marzo 2007

 

2 de febrero


Palabras del Secretario del Trabajo y Previsión Social, Javier Lozano Alarcón, en la celebración del cuadragésimo aniversario de la fundación del Sindicato Nacional de Trabajadores del Instituto Mexicano del Petróleo

 

Me da mucho gusto saludarlos.

Es un honor acompañarlos en este festejo de los primeros 40 años de vida del Sindicato Nacional de los Trabajadores del Instituto Mexicano del Petróleo.

Sé bien, como lo ha dicho nuestro Secretario General, Felipe Navarrete, y también Juan Arturo, encargado del despacho de la Dirección General, de la importancia que para todos ustedes, para la vida de nuestro país, representa esto que es más que un festejo. Es una buena oportunidad para hacer algunas reflexiones, algunos comentarios. Estoy convencido de que nos van a ser útiles en estos momentos.

En primer término quiero expresar a nombre del Presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa, su saludo, el respeto al sindicato, al Instituto Mexicano del Petróleo, a todos ustedes, a los trabajadores, a sus familias por haber llegado a este momento. Vengo con su representación. Me siento muy halagado también de ello y me siento también muy honrado de presumir extramuros, no solamente en este auditorio, sino más allá de estas cuatro paredes, lo importante que es para México tener organismos y tener sindicatos como lo es el Instituto Mexicano del Petróleo y el Sindicato Nacional de los Trabajadores de de dicho Instituto.

Se dice fácil, pero no se consigue fácil. Encabezar un organismo del Estado Mexicano que, con mucho esfuerzo, debió librar una transición del apartado B, como trabajadores al servicio del Estado, para arribar a los derechos colectivos que reconocen y se establecen en el apartado A del Artículo 123 Constitucional. Fue un logro que después muchos otros siguieron, pero fue un muy buen punto de partida, fue un muy buen ejemplo a seguir.

Pero lo es, sobre todo, porque están en ese apartado A y no obstante que, como aquí se ha comentado, les asisten los grandes derechos colectivos que permiten dar equilibrio a los factores de la producción, es decir los equilibrios entre el capital y el trabajo, que son señaladamente la contratación colectiva, la autonomía sindical y el derecho de huelga.

No obstante que tienen todos esos instrumentos a su alcance, han privilegiado entre la directiva y el sindicato el diálogo. Y lo han hecho además de una forma que, como bien decía el encargado de la Dirección General del Instituto, lo han hecho a partir de dejar atrás su condición de enemigos para convertirse en auténticos aliados. Esa es una fórmula inteligente de hacer las cosas, es una forma inteligente de enfrentar un reto común.

Y no hay peor condición laboral, lo he dicho en otras ocasiones, que no tener trabajo. No hay sindicato más débil que el que no tiene trabajadores qué tutelar, más no hay organismo que se precie de serlo, dignamente, si no tiene capital de trabajo, mano de obra calificada y comprometida.

Lo que han sabido hacer en esta ceremonia, junto con nosotros, es privilegiar eso, el diálogo, el respeto y un diagnóstico común con un objetivo común: mantenernos como aliados y como socios, ser como compañeros en una batalla. Y entonces por eso hablan de modernizar su contrato colectivo, no amagan con la huelga, saben que les asiste el derecho de huelga. Además son respaldados por esas grandes conquistas sindicales que están plasmadas en el Artículo 123 constitucional y que, dicho sea también de paso, el Presidente de la República y un servidor, como Secretario del Trabajo, nos comprometemos a respetar a cabalidad, no solamente a respetar, sino hacer respetar, a garantizar su aplicación cabal.

Muy lejos de utilizar esos instrumentos que son indispensables para los factores de la producción, como es el derecho a huelga, o la autonomía sindical o la contratación colectiva, los ponen por delante para modernizar sus relaciones laborales. Y entonces tenemos un organismo público que hoy presume, con toda justicia, de no recibir presupuesto de la Federación, sino de vivir con sus propios recursos.

Y además, hacerlo en condiciones de competencia, a veces de manera inequitativa, a un organismo que se divide en cuatro organismos, porque no es fácil servir a una empresa que se divide en cinco organismos, y lo tienen que hacer con la misma lealtad, con el mismo sentido de responsabilidad, con la misma inteligencia, con el mismo sentido de oportunidad, a sabiendas de que Petróleos Mexicanos, desafortunadamente, como bien se dice en el diagnóstico que presentó Felipe, tiene que dejar de invertir muchos de estos recursos para satisfacer la hacienda pública. Esa es una realidad.

En este contexto es que ellos han salido a enfrentar a la competencia y lo han sabido hacer exitosamente. Decía también Felipe algo en lo que coincido absolutamente, decía que necesitamos una visión auténticamente de Estado para la ciencia y la tecnología, quién no puede estar más de acuerdo con nuestro Secretario General.

Claramente estamos viviendo ahora en la llamada sociedad de la información y del conocimiento. Es una nueva era, así como existió la sociedad industrial, hoy tenemos esta nueva época que la vive no solamente nuestro país, que dicho sea de paso, estamos inmersos en un contexto global, y en ese contexto global donde México está compitiendo, tenemos que adecuarnos a los tiempos de la sociedad del conocimiento.

La ciencia y la tecnología son los instrumentos, por antonomasia, para poder adentrarnos a ese nuevo reto. Nuestros jóvenes que están ingresando a las universidades y a los institutos tecnológicos, no solamente van a salir a enfrentar una feroz competencia en el mercado laboral de nuestro país. Hoy estamos viendo que ese mercado laboral se ha ensanchado como tantos otros mercados en los que estamos compitiendo.

Por eso es tan importante la vinculación entre la educación superior y la educación tecnológica con el aparato productivo, para no seguir generando frustraciones en nuestros egresados de las instituciones de educación superior que no encuentran trabajo; que se les dijo una y otra vez que si se dedicaban a estudiar, a cumplir, a hacer sus tareas, a cumplir con sus asignaturas, con sus créditos, a levantarse temprano, al cabo de esas largas jornadas encontrarían el trabajo que tanto estaban anhelando.

Lo que pasa es que cuando llega la realidad no necesariamente se encuentran con esa fuente de empleo. Lo que nos está pasando es esa desconexión entre la educación y el aparato productivo. Pero también es cierto que hoy, lo que nos están pidiendo en los distintos centros de trabajo es gente cada vez más capacitada, cada vez más preparada, que no basta con la educación tradicional, que nos están pidiendo que vayamos más allá incluso de las tecnologías de la información, de las comunicaciones, de los idiomas.

Sin embargo, caemos en círculos viciosos. Hace un momento se comentaba aquí de las televisoras. Efectivamente, el 94% de los hogares en este país que tienen energía eléctrica, pues también tienen acceso a la televisión. Una persona pasa en promedio cuatro horas y media al día ante una pantalla de televisión.

Tenemos que aspirar a que nuestros hijos, a que nuestros jóvenes, a que nuestros trabajadores y sus familias también vean otra pantalla, una pantalla de computadora que tenga acceso a Internet y a la banda ancha, que tenga acceso a esa sociedad del conocimiento. Es un reto muy grande, porque como bien dice la CEPAL, existen cuatro tipos de acceso a la sociedad del conocimiento, y uno de ellos, el acceso físico, consiste en la infraestructura, que nos falta. Pero hay otra vía, el acceso cultural, que no lo tenemos suficientemente desarrollado, porque no hay un conocimiento pleno del uso de estas herramientas, de estos instrumentos de la modernidad y de la sociedad de la información.

Pero hay otro más grande, el acceso económico, porque no cualquier persona se puede dar el lujo de tener una computadora y entrar a la banda ancha en Internet. Pero esos son los verdaderos retos, y cuando uno mira lo que está ocurriendo en otros países del mundo, nos damos cuenta porqué están teniendo éxito, y es porque están haciendo la tarea.

Hace un momento se hablaba, con toda razón, de que necesitamos preservar el poder adquisitivo del dinero. Claro que sí, pero antes de eso debemos preservar las fuentes de empleo porque, insisto, no hay peor condición laboral que no tener trabajo. Pero teniendo trabajo lo que debemos exigirnos a todos nosotros, exigirnos como gobierno y como sociedad, es fortalecer la formalidad laboral.

Porque en la formalidad no sólo se pagan impuestos. La formalidad significa también tener acceso a la seguridad social, a la previsión social. Con empleo digno tenemos la capacidad de acceder a la capacitación para el trabajo, en el trabajo, y en esa virtud poder crecer dentro del escalafón laboral conforme a nuestros propios méritos.

Hacer la tarea también significa darle seguridad jurídica al inversionista, no solamente garantizar, como ya lo hemos dicho, los derechos individuales y colectivos de los trabajadores. Y eso, por supuesto que lo haremos y, además, con un gran orgullo.

Pero también tenemos que ser enfáticos en darle seguridad jurídica a quien viene a invertir en México. Si va a poner sus centavos en este país hay que saberle garantizar que no habrá cambios de reglas en el juego, ni árbitros corruptos, ni arbitrariedades en el campo. Porque solamente con inversiones seguras y de largo plazo se van a generar todos los empleos que necesitamos y los empleos bien remunerados, con capacitación, con dignidad en el trabajo, con equidad de género, erradicando la discriminación en todas sus formas, evitando la explotación y el abuso que significa el trabajo infantil, las adicciones y tantos otros pesares.

Hago esta reflexión quizás en el lugar equivocado, porque precisamente ustedes, precisamente ustedes, se caracterizan por lo contrario, por ser un Instituto que ha sabido erradicar esos males y que ha privilegiado el diálogo en las relaciones laborales, la productividad en sus procesos, la capacitación para sus trabajadores y la tecnología como punta de lanza.

Pero lo hago con toda intención también y para que no perdamos capacidad de asombro, para generar una conciencia colectiva, para que no solamente nos sintamos satisfechos con el lugar que cada uno de nosotros ocupa en este mosaico, sino para que le entremos, entre todos, en un sentido de corresponsabilidad, en los tres grandes ejes que, de una manera más que valiente, está encabezando el Presidente de la República: combate a la pobreza, generación de empleo y combate a la inseguridad.

Lo está haciendo de una manera vertical y comprometida, tal como puede ser constatado ante las expresiones públicas recientes, que con legitimidad y con razón nos piden ser sensibles ante los reclamos, para que se tenga un trabajo digno con un salario que alcance; nos ha pedido el Presidente Calderón a sus colaboradores ser muy sensibles a esos reclamos, estar muy cerca de esas organizaciones que demandan mejores condiciones, atenderlas, trabajar juntos, encontrar los caminos y las fórmulas que no solamente nos permitan salir del paso, sino que, nos permitan hacerlo con sustentabilidad, viendo por las próximas generaciones.

No se vale solamente pensar en el aquí y el ahora, tenemos que pensar por nuestros hijos y por las generaciones que les van a suceder. Estamos viendo cómo cambia hasta el clima mundial, estamos viendo los retos que vamos a enfrentar como humanidad, ya no solamente como sociedad en nuestro país.

Con esta reflexión a la que los estoy invitando, no implica que nos vamos a olvidar de lo mínimo indispensable de lo que tenemos aquí y ahora. Quiero decirles a todos ustedes que, desde luego, reiteramos el compromiso con el equilibrio de los factores de la producción, con la paz laboral, con la justicia social, pero también que el sector laboral en nuestro país debe dar ese paso hacia delante que, sin menoscabo de los derechos fundamentales de los trabajadores, de sus familias y de la contratación colectiva, sin menoscabo de todo ello, apostemos por una mayor competitividad como economía y una mayor productividad en el trabajo. A mayor trabajo y a mayor esfuerzo claramente debe corresponder un mayor ingreso.

Pero no será por decreto como vamos a resolver nuestras diferencias, eso sería engañar a la gente. Por decreto no se resuelven los problemas, sólo se resuelven con trabajo, y hablando de frente y con la verdad.

A eso vine, a felicitarlos por lo que significa el Instituto Mexicano del Petróleo para la ciencia y la tecnología, el conocimiento, la producción, la exploración, la refinación, los derivados, todo lo que tiene que ver con el petróleo y nuestros hidrocarburos, recursos de todos los mexicanos y que tenemos que saber aprovechar y distribuir de manera más equitativa.

Vine a felicitar al Sindicato en sus cuarenta primeros años por este sentido de corresponsabilidad, por este sentido de solidaridad con su trabajo, con sus familias y con el futuro de un sector.

Y a decirles que, de parte del Presidente de México, Felipe Calderón, quien por cierto fue Secretario de Energía y tuvo la ocasión de estar cerca de este Instituto, así como su servidor cuando fui Contralor General de PEMEX en el año de 1994, muy pocas semanas, pero pude darme cuenta de lo mucho que significa y representa el IMP, no solamente para el petróleo en México, sino para la vida económica y social del país.

Muchas gracias