Discursos / Agosto 2007

 

30 de agosto


Participación del Secretario General del Sindicato de Trabajadores de la Industria Azucarera y Similares de la República, Enrique Ramos Rodríguez, durante la presentación de los acuerdos que modernizan el Contrato Ley de la Industria Azucarera, en el Salón Manuel Ávila Camacho de la Residencia Oficial de los Pinos


-MODERADOR: En uso de la palabra el ciudadano Enrique Ramos Rodríguez, Secretario General del Sindicato de Trabajadores de la Industria Azucarera y Similares de la República.

-C. ENRIQUE RAMOS RODRÍGUEZ: Señor licenciado Felipe Calderón Hinojosa, Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, y no hay otro, compañeros aquí presentes.

Ingeniero Alberto Cárdenas, Secretario de Agricultura, amigo nuestro desde hace mucho tiempo; licenciado Eduardo Sojo, Secretario de Economía, presente.

Señores industriales que están con nosotros en este acto tan importante, Comité Ejecutivo Nacional Azucarero que está aquí presente, lo mismo todos los secretarios generales de las secciones azucareras que representan este gran Sindicato Azucarero, muchas gracias de estar con nosotros.

Nos sentimos muy honrados de estar ante usted y poder dirigir nuestras palabras de respeto y de reconocimiento por su invariable deferencia hacia nosotros los trabajadores azucareros de México.

Queremos expresarle nuestro reconocimiento también a los esfuerzos que su Gobierno y que usted mismo ha aplicado para la solución de la problemática que envuelve a nuestra rama industrial.

Hablar de la agroindustria de la caña de azúcar es referirse a la primera agroindustria del país con impacto económico para cerca de dos y medio millones de mexicanos que habitan en 15 entidades federativas.

Nuestro deseo como trabajadores es contar con ingenios azucareros modernos, que hagan posible y que inspiren la productividad de todos los que trabajamos en sus instalaciones, mejores materias primas y mejores administradores de las fábricas, mejores equipos y maquinaria y mejores sistemas de trabajo.

Fotografía de NOTIMEX

Estamos a escasos cuatro meses de que se abran nuestras fronteras al comercio azucarero y vivimos con la ansiedad que eso nos genera y con la preocupación de que no alcancemos a comprender, los señores industriales y nosotros mismos, a cabalidad la innegable verdad de que formamos una unidad industrial y de que no se justifican tratos diferentes para personas iguales, ni ahorros económicos mal entendidos que se pagan con poca disposición para el trabajo y con muchas resistencias revanchistas.

Sabemos que mientras exista un conflicto entre los factores de la producción y mientras se sigan manteniendo asuntos sin resolver entre ellos, va a ser imposible jalar parejo, mientras exista la injusticia en las relaciones de trabajo será en vano invocar el trabajo en equipo, el viaje en el mismo barco o la camiseta bien puesta.

Usted conoce nuestras aspiraciones, señor Presidente, y ninguna de ellas atenta contra la solidez de los capitales en las fábricas del azúcar, ni queremos cooperativas, sólo deseamos lo que hemos obtenido por méritos productivos, hemos acumulado un salario y prestaciones en décadas de trabajo y eso es lo que pedimos siempre.

Nuestra posición es flexible, negociadora, abierta, sin rigidez para resolver los asuntos diversos y nuestra preferencia ha sido el diálogo y no la confrontación, gracias a ello hemos podido ir resolviendo paso a paso los temas que son de nuestro interés y hemos venido destinando cada vez más nuestras energías al trabajo productivo y no al conflicto.

Fotografía de NOTIMEX

Durante casi todo el año hemos estado trabajando con los señores industriales en la búsqueda de acuerdos laborales justos y equitativos; hemos logrado avances en este propósito señor Presidente, y muchos de ellos han sido posibles por la acertada intervención del señor Secretario del Trabajo y Previsión Social, licenciado Javier Lozano Alarcón, quien siempre se ha mantenido en la línea de la conciliación.

Hemos de reconocer ante usted también los buenos términos de negociación que hemos tenido con el señor licenciado Juan Cortina Gallardo, Presidente de la Cámara de la Industria Azucarera y Alcoholera, a ambos les agradezco su apoyo ante usted, señor Presidente, en este prolongado proceso conciliatorio.

Señor Presidente:

Hace unos meses que nos hizo favor de recibirnos en la casa presidencial y ahí le compartimos el dato de que en nuestras peticiones contractuales, incluyendo el pago de salarios y prestaciones, no llegan al cuatro por ciento del valor total de la producción y que cualquier ajuste económico que se quiera hacer a este porcentaje como medida para rescatar las finanzas de la industria azucarera, carece de sentido.

Sin duda, una revisión y análisis del porcentaje restante es lo adecuado para estos fines, por eso es que hemos venido solicitando que la modernización en la industria nos gustaría empezar a ver los cambios en el nivel macro de las empresas y que de ahí se fueran extiendo lo necesario hasta involucrarnos a los obreros.

La modernización la vemos nosotros como un proceso y le expresamos a usted nuestro compromiso con ella.

Al igual que los señores industriales, y quizás más, los obreros queremos a nuestras fábricas de azúcar, para nosotros son más que eso, señor Presidente, un ingenio es un centro de trabajo, es el centro de nuestra actividad familiar y comunitaria y es también el símbolo de nuestra identidad generacional.

En sus patios, pasillos, escaleras y puntos de producción, trabajaron nuestros abuelos, nuestros padres y ojalá algún día también puedan hacerlo nuestros hijos y nuestros nietos.

Empeñamos ante usted y ante nuestro amigo y compañero Secretario General de la Confederación de Trabajadores de México, licenciado Joaquín Gamboa Pascoe, que hemos de cumplir a pie, todos los trabajadores de esta gran industria, empeñamos ante usted nuestra palabra, señor Presidente, de colaborar y comprometernos con su propósito republicano de crear empleos y de sostener los que existen en la actualidad.

Gracias por su atención, señor Presidente, y le reitero nuestro respeto.