
• Los jóvenes y las mujeres
exigen, con toda razón, que la entrada al mercado formal
de trabajo sea más accesible
• Imperativo lograr cambios profundos
para romper inercias: Javier Lozano Alarcón
Washington. DC.- En México
la recuperación económica está en marcha,
pero es imperativo lograr cambios profundos para romper inercias
y alcanzar mejores estadios de bienestar y desarrollo; los jóvenes
y las mujeres exigen, con toda razón, que la entrada al
mercado formal de trabajo sea más accesible.
Así lo afirmó hoy el Secretario
del Trabajo y Previsión Social, Javier Lozano Alarcón,
durante su intervención en la Reunión de Ministros
del Trabajo y Empleo de países miembros del G-20. Ahí
subrayó que estamos obligados a facilitar los mecanismos
de acceso al mercado y la movilidad laboral, con plena seguridad
y previsión social.
Para ello, expresó que se necesita una
mejor vinculación entre la educación superior o
técnica de los jóvenes y la demanda laboral, así
como la adopción de nuevas tecnologías y procesos
que les permita armonizar su responsabilidad estudiantil o familiar
con el trabajo y, sobre todo, con reglas más flexibles
de contratación y movilidad, y acorde con la realidad de
los mercados.
A continuación, el texto íntegro de su intervención
en la Reunión de Ministros del Trabajo y Empleo, celebrada
en Washington. DC
JAVIER LOZANO ALARCÓN
SECRETARIO DEL TRABAJO Y PREVISIÓN SOCIAL
WASHINGTON, D.C., 21 DE ABRIL DE 2010
I. CRISIS 2009
• La reciente crisis económica global nos ha demostrado
que ningún país está exento de sufrir consecuencias
severas en su mercado interno. Asimismo, esta crisis nos ha enseñado
que una de las variables más sensibles y visibles en sus
efectos recae, precisamente, en el empleo.
• Al igual que la mayoría de los países aquí
representados, el Gobierno de México implementó
medidas para amortiguar el impacto de la caída de la economía
en el ámbito del empleo:
- Se logró beneficiar a casi 2 millones de personas, con
un presupuesto de aproximadamente 420 millones de dólares.
- Los programas así emprendidos se enfocaron tanto a la
creación de empleo temporal, en la preservación
de empleos mediante el esquema de “paros técnicos”
o reducción de jornadas laborales, así como en la
capacitación para el trabajo.[1]
• Con ello, las medidas adoptadas por el Gobierno México
tuvieron un impacto positivo en la evolución del empleo.
Me explico:
- No obstante que el Producto Interno Bruto disminuyó en
6.5% (la peor caída en las últimas décadas)
la pérdida de empleo formal fue de 1.3%. Al comparar este
resultado con lo que ocurrió en 1995, cuando México
enfrentó otra severa crisis económica, con una caída
incluso menor en el Producto Interno Bruto (6.2%), el empleo formal
cayó en ese año 8.2%.
- Otro indicador que muestra el efecto de las medidas contracíclicas
instrumentadas en México es la tasa de desocupación.
Esta se ubicó en 5.4% en febrero pasado. La OCDE ha reportado
que se trata de una de las tasas de desocupación más
bajas de entre los países miembros de dicha organización
internacional.
- Y, ahora, se puede válidamente decir que la recuperación
económica está en marcha. En lo que va del presente
año, se han generado más de 300 mil empleos formales
en México, con seguridad social, por encima de las bajas
reportadas. Es decir, es un crecimiento neto en la economía
formal. En concordancia con lo anterior, se estima que la economía
crecerá este año, cuando menos, 4.1%.

II. Las citadas medidas contracíclicas
y sus efectos se instrumentaron en un marco de disciplina y responsabilidad
fiscal. Ello ha sido factor indiscutible para que la recuperación
económica tenga otras importantes manifestaciones como
lo son los históricos niveles de reservas internacionales
en nuestro banco central; la revaluación de nuestra moneda;
el índice de precios y cotizaciones de la bolsa mexicana
de valores; el consumo de electricidad o la revitalización
del turismo después de una doble crisis: la económica
y la sanitaria provocada por el virus de nueva aparición
(A/H1-N1).
• Es justo reconocer, de otra parte, que el diálogo
social fue un factor por demás relevante para preservar
empleos, poder adquisitivo del salario y paz laboral. De hecho,
el 2009 fue el año con el menor número de huelgas
en la historia moderna de México, con sólo 19.
III. MEDIANO Y LARGO PLAZOS
• Sin embargo, el gobierno de México es consciente
de que aún hay mucho por hacer para alcanzar los niveles
de empleo formal que requiere el país, sobre todo entre
mujeres y jóvenes. En paralelo, estaremos siempre atentos
para actuar ante nuevas necesidades coyunturales, sea que deriven
de fenómenos económicos globales, de desastres naturales
o de otro tipo de contingencias.
- De ahí que México recomiende a este Grupo el que
los servicios nacionales de empleo y los mecanismos de empleo
temporal y de paros técnicos de nuestros países
se mantengan debidamente lubricados, para poder reaccionar con
rapidez y eficiencia cuando las circunstancias así lo requieran.
• Y si bien el objetivo central, en estos momentos, debe
ser la recuperación y creación de más y mejores
empleos, también es necesario promover una verdadera cultura
de productividad laboral en el país, mejorar los salarios
de los trabajadores y las condiciones en que laboran, así
como incentivar la formalización de la economía.
Para lograr estos cambios, no alcanza con mitigar los problemas
de la pasada crisis y, ni siquiera, retomar los niveles de crecimiento
y generación de fuentes de trabajo anteriores a la misma.
• Es imperativo lograr cambios profundos para romper
inercias y alcanzar mejores estadios de bienestar y desarrollo.
Por lo anterior, el Gobierno del Presidente Felipe Calderón
ha puesto especial atención en el mediano y largo plazos,
particularmente en la necesidad de lograr reformas estructurales
en México, para darle mayor competitividad a nuestra
economía. A saber:
• Primero: Fortalecer la democracia y optimizar su
funcionalidad y, así, poder lograr los acuerdos que requiere
el país mediante una reforma política
que otorgue más poder al ciudadano y haga más eficientes
y representativas las instituciones democráticas.
• Segundo: Mejorar la competitividad y promover la
inversión, mediante una reforma a la Ley de Competencia
Económica y una profunda desregulación
que favorezca la creación de nuevas fuentes de empleo,
atienda prioritariamente al consumidor y empareje el campo de
juego entre agentes económicos en los mercados relevantes.
• Tercero: Modernizar el marco jurídico que
rige al trabajo mediante una reforma laboral
integral, que haga más eficiente nuestro mercado laboral,
en concordancia con las mejores prácticas internacionales.
IV. REFORMA LABORAL
• La reforma propuesta parte de una premisa básica
de respeto de los derechos fundamentales, tanto individuales como
colectivos, de los trabajadores (de hecho, con esta reforma
se adicionan nuevos derechos y más libertad sindical para
los trabajadores).
• Se trata de la renovación de un marco legal
que fue elaborado hace 40 años, para un país y un
planeta muy diferentes de los que hoy tenemos. Se trata
de un marco legal que, desafortunadamente, hoy le resta competitividad
al país, que inhibe la productividad y la igualdad de derechos
laborales, y que lejos de incentivar la creación de más
y mejores empleos en la economía formal, orilla a los jóvenes,
a las mujeres y a los grupos vulnerables a recurrir a la informalidad
y a conformarse con trabajos precarios.
• En pocas palabras, con la reforma laboral, en los términos
que la hemos propuesto en México, se busca tener una economía
más competitiva, relaciones laborales basadas en la productividad
y con pleno respeto, como ya lo dije, a los derechos fundamentales
de los trabajadores.
• Los ejes principales de la reforma son:
- Facilitar el acceso al mercado laboral formal y
fomentar la movilidad laboral para favorecer la creación
de más y mejores empleos, particularmente para jóvenes
y mujeres.
- Mejorar las condiciones de trabajo para mujeres y grupos
vulnerables (jornaleros agrícolas, trabajadores
domésticos, migrantes y personas con discapacidad), con
la inclusión de una definición de trabajo decente
que está alineada con los principios fundamentales de la
Organización Internacional del Trabajo.
- Impulsar la productividad como herramienta de desarrollo,
de aumento en el ingreso de los trabajadores y de combate a la
pobreza. En este sentido, se hace énfasis en la relevancia
de la multihabilidad y la capacitación.
- Agilizar y transparentar la impartición de justicia
laboral.
- Fortalecer la libertad, transparencia y democracia sindical,
sin vulnerar la autonomía de los sindicatos.
- Finalmente, se procura reforzar la capacidad de las
autoridades laborales para hacer cumplir la ley mediante
una adecuada inspección, evaluación y sanción.
• De aprobarse una reforma con la profundidad de la que
recientemente fue presentada en el Congreso, México
avanzaría hasta 25 posiciones en cuanto a la eficiencia
de su mercado laboral, según los índices
de competitividad del Foro Económico Mundial.

V. CONSIDERACIONES FINALES
Colegas Ministros:
• Debemos ser capaces de aprovechar las oportunidades y
de estar a la altura de las necesidades que nos ha impuesto
el contexto posterior a la crisis económica global.
• Lo anterior significa que no debemos conformarnos con
retomar los niveles de empleo y crecimiento anteriores a esa crisis,
sino que estamos obligados a facilitar los mecanismos
de acceso al mercado y la movilidad laboral, con plena
seguridad y previsión social.
• Los cambios estructurales deben darse más
allá de posiciones ideológicas y, a veces, hasta
dogmáticas. Los jóvenes y las mujeres exigen, con
toda razón, que la entrada al mercado formal de trabajo
sea más accesible, mediante una mejor vinculación
entre su educación superior o técnica y la demanda
laboral; con la adopción de nuevas tecnologías y
procesos que les permita armonizar su responsabilidad estudiantil
o familiar con el trabajo y, sobre todo, con reglas más
flexibles de contratación y movilidad, y acorde con la
realidad de los mercados.
• Para quienes temen por la estabilidad en el empleo por
la adopción de nuevas modalidades de contratación
y de acceso al mercado, mi respuesta es clara y unívoca:
no hay peor inestabilidad para el empleo que no tener empleo.
Pensemos, no sólo en quienes tienen ya un trabajo. Pensemos
en quienes aspiran a tenerlo y no lo logran.
• En el contexto global y en esta etapa de recuperación
después de la crisis, la competitividad, la productividad
y el trabajo decente deben ser los tres ejes en los que descanse
la generación de más y mejores empleos.
• Abandonemos falsos dilemas y despoliticemos estas
discusiones: las leyes laborales y las autoridades del sector
estamos obligados a propiciar y preservar el equilibrio entre
trabajadores y empleadores. Para que haya empleos se
necesitan empresarios dispuestos a poner sus inversiones en un
lugar seguro y predecible. Para generar riqueza, los empleadores
necesitan a los trabajadores. Estos merecen condiciones laborales
y libertades sindicales adecuadas y suficientes. Y la única
manera sustentable de aumentar riqueza, salarios y prestaciones
es mediante la productividad laboral basada en la capacitación
continua.
• Millones de personas en nuestros países esperan
de nosotros altura de miras, sentido de responsabilidad, visión,
audacia y sensibilidad. No los defraudemos. Las crisis
abonan el terreno para sembrar nuevas esperanzas. Y no hay expresión
más humana y exitosa en cualquier política económica
y social que la posibilidad y capacidad de darle a la gente, mediante
el empleo, la oportunidad de combatir la pobreza y la marginación
y alcanzar los niveles de bienestar personal y familiar
que nuestra gente, con toda legitimidad busca y merece.
• Por su atención, muchas gracias.