ACUERDO
NACIONAL PARA LA PRODUCTIVIDAD LABORAL |
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DISCURSO DEL PRESIDENTE DEL CONSEJO COORDINADOR EMPRESARIAL, ARMANDO PAREDES ARROYO LOZA |
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Residencia Oficial de Los Pinos, 22 de Mayo de 2009. Señor Presidente, licenciado Felipe Calderón Hinojosa; Licenciado Javier Lozano Alarcón, Secretario del Trabajo y Previsión Social; amigo Joaquín Gamboa Pascoe, Presidente del Congreso del Trabajo. Representantes de los sectores laboral, público y productivo, que nos acompañan; señoras y señores: Muy buenas tardes tengan todos ustedes. La productividad laboral es uno de los factores de mayor impacto en la competitividad de la economía. Por esta razón, es relevante que en un entorno económico complicado, los sectores público, de los trabajadores y empresarial suscribamos el Acuerdo Nacional por la Productividad Laboral; un compromiso que confirma la importancia del diálogo social en nuestro país. El Acuerdo está orientado a elevar el nivel de competitividad de México, así como a eficientar los recursos, mantener y ampliar la planta productiva y mejorar la sustentabilidad de las empresas; todo esto, con el fin de aumentar los ingresos y la calidad de vida de los trabajadores. A partir de este Acuerdo contaremos con un indicador oficial, que arroje cifras vigentes y confiables para ubicar y evaluar los resultados en materia de productividad laboral. Aunado a ello, celebramos la instrumentación del Programa de Apoyo para la Productividad, que garantizará que los centros de trabajo en todo el país accedan a capacitación para la medición y promoción de la productividad laboral. Por ello, quiero felicitar a los representantes de los tres sectores, quienes, después de 43 sesiones de intenso trabajo, hicieron posible un proyecto común, encaminado a que las empresas y los trabajadores mexicanos seamos más productivos. De manera muy particular quisiera destacar la participación abierta, activa y decidida del sector obrero. La disposición de los trabajadores y sus líderes ha sido fundamental, no sólo para la firma de este Acuerdo, sino en general para enfrentar con aplomo, solidaridad y compromiso el entorno adverso que inevitablemente afecta su acceso a mejores condiciones de bienestar. Muchas gracias a todos sus representantes por sumarse a este esfuerzo. Juntos somos el ejemplo de lo que sí se puede hacer en México. Nuestro país ha demostrado al mundo que tiene capacidad para enfrentar las adversidades que hoy nos aquejan. La crisis financiera internacional y el virus de la influenza son enemigos globales que nos han puesto a prueba, y en cuya ofensiva el Poder Ejecutivo ha demostrado firmeza y responsabilidad en la toma de decisiones. La actuación frente a circunstancias inéditas de repercusión internacional corroboran que los mexicanos podemos ponernos de acuerdo e instrumentar medidas que beneficiarán a la sociedad en su conjunto. Hoy, frente a condiciones difíciles, debemos de cerrar filas para reanimar la economía y recuperar los empleos, la inversión y las oportunidades que México puede ofrecer. En particular, será muy importante apoyar al sector turismo, que se ha visto seriamente afectado y que representa una fuente de trabajo para 2.2 millones de mexicanos. Por otro lado, gracias al liderazgo y al trabajo coordinado del Ejecutivo y el Legislativo, los resultados de la LX Legislatura muestran que los actores políticos, más allá de corrientes y partidos, son sensibles a las necesidades estratégicas y coyunturales del país. Y que para atenderlas tienen capacidad y disposición de arribar a acuerdos fundamentales. Ejemplo de ello son las reformas en materia fiscal, de energía, de pensiones, de seguridad, de turismo, de obra pública y de ciencia y tecnología, que fueron aprobadas en este periodo. Indudablemente, que habrá que fortalecer o reorientar programas del Gobierno Federal, así como resolver los temas que están pendientes en el Congreso de la Unión. Esta tarea será clave para que, una vez que comience la recuperación económica a nivel global, México sea capaz de insertarse con éxito en este nuevo orden, con tasas de crecimiento más altas que permitan generar mayores niveles de bienestar para la población. Por ello, confiamos en que el Ejecutivo y la LXI Legislatura lograrán los acuerdos necesarios para atender y resolver: Primero. Las reformas elementales más urgentes, como es el caso de la Reforma Laboral, la Educativa, la de Telecomunicaciones y una fase complementaria más profunda en materia fiscal y energética. Segundo. Los cambios que permitan avanzar significativamente en materia de competitividad, a fin de generar un ambiente más amigable para los negocios. Es necesario llevar a cabo una tala regulatoria, ya que el actual marco normativo asfixia al sector productivo. Y tercero. La instrumentación de leyes secundarias en materia de justicia penal. La seguridad de los mexicanos no puede esperar más. Ante la enorme oportunidad de insertarnos exitosamente en el nuevo orden internacional, es momento de ver hacia adelante y preguntarnos qué país queremos. Es momento de darle la vuelta a la crisis y liberarnos de los amarres que nos impiden crecer y que anulan la posibilidad de generar oportunidades de desarrollo para millones de mexicanos. Es momento de actuar. Logros, como el Acuerdo Nacional para la Productividad Laboral, nos confirman que vamos en la dirección correcta. Sigamos trabajando, sobre todo, en aquellos temas estratégicos, que nos permitan construir una plataforma firme, que en el largo plazo servirá de sostén e impulso. El fomento a la productividad laboral no es coyuntural ni responde a las adversidades económicas que enfrenta la comunidad internacional. Por lo contrario, consiste en que requerimos, realmente, atender la falta de competitividad nacional; los sectores aquí reunidos decidimos sumar esfuerzos para promover una cultura de trabajo más eficiente. Lo anterior implica optimizar, perfeccionar o incluso cambiar procesos en los centros de trabajo que se traduzcan en certidumbre para los trabajadores y empleadores, en beneficios para las empresas y, por consiguiente, en mayor competitividad. El desarrollo económico y social de un país está íntimamente ligado con su nivel de competitividad. Es así de simple: no podemos crecer si no podemos competir eficientemente. México somos todos, y entre todos habremos de trabajar para apoyar el empleo de millones de mexicanos. Respaldemos a nuestras empresas y productos, ofrezcamos un mayor valor agregado en los servicios y promovamos, dentro y fuera del país que México no sólo es un destino seguro, sino es un destino maravilloso. México somos todos, y como uno solo, habremos de avanzar por el único camino admisible: el de la prosperidad de los mexicanos. Señor Presidente: Quiero terminar mi intervención celebrando la firma de este Acuerdo, que representa la capacidad en México de trabajar juntos para ser mejores. Es un honor para nosotros formar parte de este esfuerzo. A ello queremos corresponder con el compromiso del sector productivo nacional de seguir avanzando en materia de productividad laboral, enfocándonos todos a elevar de manera significativa la competitividad del país. Enhorabuena a todos los presentes y muchas gracias por su atención. Y muy buenas tardes. |